Gracias al grupo de fotografía me volví a echar un clavado en mi colección de fotografías. Sin duda, las del rancho de mi tía Marisa están entre las favoritas (y las más nostálgicas).
Unos de los detalles más característicos del lugar eran los visillos, cuyo nombre curiosamente proviene del diminutivo de viso y son cortinas pequeñas que se colocan en la parte interior de los cristales para resguardarse del sol o impedir la vista desde fuera (según la definición de la RAE).
Hoy nos tocaba ilustrar "cortina". Qué mejor que una de las del rancho, con todo y su visillo. Las cortinas llegaban hasta el piso y mi tía las cerraba ritualmente a la misma hora de la tarde cada día, por lo menos cuando la visitábamos.
Esta era del comedor y daba a la huerta, de donde vinieron las flores que la adornan.
La tomé hace seis años (parece una vida entera):
agosto 2010 |
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