o crónica de una imagen
Pues hoy el tema de mi grupo de fotografía era "confeti". Sí, como dice la RAE, ese conjunto de pedacitos de papel de varios colores recortados en varias formas, que se arrojan las personas unas a otras en los días de carnaval y, en general, en cualquier celebración festiva (o cada uno de los pedacitos de papel que lo forman).
Y de dónde voy a sacar yo el confeti, me pregunté. Entonces recordé que en un frasquito de vidrio había yo guardado los trocitos de papel, blancos y redondos, que quedaban después de perforar las hojas para acomodarlas en algún fólder (o algo así). Bueno, pensé, seguro algo me puedo inventar con esto.
Primero hice una foto de mi mano sosteniendo el frasco frente a la ventana, para intentar jugar con la luz de sol, pero no resultó. No alcanzaban a distinguirse los pedacitos de papel. Entonces descubrí el juego de luces y sombras que el sol de la mañana estaba haciendo sobre el sofá de mi sala. Genial, podría abrir el frasco, vaciar algunos confetis blancos sobre el cojín azul y aprovechar la luz solar.
Cuando estaba haciendo algunas tomas desde diferentes perspectivas, se apareció mi gata Khandro y, por supuesto, se mostró interesadísima en lo que ocurría (además, de que el sofá es uno de sus sitos favoritos, para rascar y para echarse). Mi primer impulso fue instarla a que se fuera y dejara en paz mi composición. Pero por fortuna, mi intuición fotográfica descubrió en su intervención la posibilidad de una mucho mejor imagen.
Y así quedó esta "gata descubre confeti", inesperada y divertida:
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