lunes, 15 de mayo de 2017

Día del maestro




Cuando yo era chica, en mi casa siempre se celebró el Día del maestro. Mis padres lo fueron ambos, siguiendo los pasos de mi abuelo Óscar.

Y en la escuela donde estudié desde el kinder hasta la preparatoria, el 15 de mayo era un día especial, sobre todo en la primaria. Todos los papás se esmeraban en mandar regalos, a cual más bonito, para los maestros de sus hijos. Aunque a veces caíamos en competir para ver quién había hecho el mejor regalo, supongo que la tradición nos ayudó a desarrollar aprecio por quienes nos enseñaban.

Yo misma me convertí en maestra muy joven, recién salida del bachillerato. Desde entonces no he dejado de enseñar, por necesidad y por vocación. En estos tiempos, no parece haber el respeto que antes se tenía a los maestros y ejercer como tal no deja de tener una buena dosis de frustración, por múltiples motivos.

Pero cuando un buen día llegas a tu clase con adolescentes de 15 años en promedio y te dicen que te quieren, que los inspiras y te hacen un regalo de cumpleaños como el que aparece aquí fotografiado, te das cuenta que ha valido la pena sembrar semillas. Y empezar a ver los brotes es una alegría enorme.

Este día me recuerda, además, a mi tía Olga, que nunca dejaba de llamar por teléfono para felicitarme. 

Y con el paso de los años, he ido aprendiendo que maestros hay en todos lados y que aparecen en una infinidad de formas, si prestamos atención. Así que mi cariño y mi agradecimiento a quienes me han enseñado y a quienes han recibido lo que yo he podido enseñar.


2 comentarios:

  1. Gracias por lo que me has enseñado tuuu!!!! Abrazos
    Reclamo: no fuiste al desayuno y te extrañé

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    1. Y gracias a ti de vuelta por lo mismo. Y nás abrazos. (Ah y el departamento de reclamos se cambió de sede...)

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