sábado, 2 de junio de 2018

n.a.r.a.n.j.a


Además de ser uno de mis colores favoritos (junto al morado o despuecito de él), hoy descubrí (en el DLE, claro) que la palabra tiene un origen muy lindo: Viene del árabe hispánico naranǧa, que a su vez viene del árabe nāranǧ, que viene del persa nārang y este, del sánscrito nāraṅga.

Todo un viaje en un solo fruto. Mil vidas en un color. 
Y el vocablo, casi el mismo, en distancias y tiempos impensables.

Aquí en forma de geranio (o malvón, nunca los distingo), bañado por la luz del atardecer del domingo de nuestra última función de la primera temporada de Los Cuánticos:



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