Para Fuen, que me invitó a su cocina
La RAE, para esta palabra, se vio poco inspirada, aunque precisa. Dice que es la "pieza o sitio de la casa en el cual se guisa la comida" (que viene del latín coquīna, de coquĕre, 'cocer'). Además, da otras 4 acepciones, que tienen que ver con el aparato que hace las veces de fogón (donde se cocina), con el arte particular de guisar que tiene un determinado país o un cocinero, con un potaje o menestra de legumbre y semillas, y, finalmente, la registra como un sinónimo de "caldo".
Se le olvida a los académicos que la cocina suele ser el sitio de la casa que guarda una intimidad especial. Donde muchas veces nos reunimos no solo a comer, sino a estar, a querernos, a acompañarnos, a escuchar historias de los mayores (cómo no recordar a mi tía Marisa y su preciosa cocina mexicana en Chimal). En un programa que a propósito del mundial de futbol conduce un amigo mío todas las noches, la maestra de ruso que han invitado a participar hablaba hace unos días de este mismo papel de la cocina en Rusia. Supongo que en lugares fríos, el calor que allí se guarda lo hace aún más agradable.
Yo de niña, cenaba con mi hermano en la cocina, a veces acompañados por mi mamá; otras, no. Y la verdad que aquella cocina del departamento 2 de Uxmal 548 no era demasiado acogedora.
La de mi casa actual es muy chica y está casi integrada a la estancia, separada del comedor solo por una barra. Y, en realidad, no pasamos demasiado tiempo ahí, más que para la elaboración de mis famosísimas quesadillas. Juana la ocupa toda la mañana cada 15 días. Y de vez en cuando, alguna amiga se apropia de ella y hace croquetas, bueno, Berna lo ha hecho una vez, y Mariel guisó varias cosas, siempre lamentándose de que le hacían falta instrumentos o de que algunos estaban guardados en lugares insólitos.
Foto de Fuen |
Y compartiendo conmigo ese cachito de casa y de felicidad.
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