Después, a los 17, me tocó ir a España por primera vez. Sabiendo que visitaría a mi familia en Barcelona, empecé a fantasear con que fueran amigos de Serrat y me lo presentaran y naciera una historia de amor (¡plena adolescencia!). Por supuesto que la realidad no coincidió con la fantasía. Yo me enamoré de la ciudad condal, eso sí, pero nada de conocer a Serrat. (Lo más cercano fue escuchar la voz de Maria del Mar Bonet cuando paseábamos por el Barrio Gótico.)
También me viene a la mente cuando una amiga de la escuela, un año mayor que yo, se fue a Europa después de acabar la preparatoria y me trajo tres regalos: uno era el elepé del álbum que Serrat le dedicó a la poesía de Miguel Hernández (los otros dos eran un suéter de lanatípico inglés y un libro con poesías de Federico García Lorca). Luego nos convertimos en familia y luego en nada, pero los recuerdos son los recuerdos.
Compartí a Serrat con otra amiga cercana, hija también de refugiados de la guerra civil y reencontrada hace poco. (Su hermano le puso "Lucía" a su primera hija por la canción del mismo nombre del Nano.) Y con mi hijo, que aunque quizás no lo incluiría en su propia BSO, lo tiene como algún tipo de referente, supongo.
Hoy aquí, "Lucía", que es una belleza, en el Luna Park de Buenos Aires:
Y la favorita de la Bonet, porque sí:
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