Anoche soñé que tenía un segundo hijo, una nena hermosa. Creo que Santiago ya estaba con nosotros. Aunque, en realidad, no sé bien quiénes éramos "nosotros". Ni dónde estábamos. Parecía un cuarto grande más que una casa.
La bebé era súper bien portada y fácil de cuidar.
En un momento salíamos, esos nosotros que no sé bien quiénes éramos, a un pasillo oscuro y angosto. Al volver, la niña había desaparecido. La habían secuestrado o algo así.
Tras la angustia y en ese espacio mental que se abre en el sueño, que no es aún el despertar, reflexionaba y concluía que la niña era yo y que yo era la única que podía rescatarla. (Más que salvarla, que me gusta menos el término.)
Luego de otro rato, pasé a la vigilia y por poco me olvido del regalo que me hizo mi inconsciente, pero lo pude rescatar...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario