martes, 4 de junio de 2019

Caperucita remasterizada

(hallazgo 22)


Está Caperucita, una niña pequeña, de cinco o seis años, parada en mitad del bosque. En un claro, pequeño también, rodeada de árboles enormes, cuya copa no alcanza a ver. Está oscuro porque se cuela poca luz entre las ramas. Caperucita, que soy bastante yo, claro, está asustada, sobre todo porque no sabe para dónde ir. Porque teme que el lobo salga en cualquier momento de cualquier lugar. (No lleva canasta ni va a ver a su abuelita, solo quiere encontrar una forma de volver a moverse.)

—¿La puedes acompañar? —me pregunta Isa.
—Yo creo que sí —le respondo y me le uno a la niña en el claro del bosque.

Le tomo la mano y las dos nos sentimos mejor. Sabemos que el lobo puede aparecer, pero ahora sentimos que lo podemos enfrentar. Entonces, lo distinguimos entre unos árboles. Podríamos patearlo, pienso y se lo digo a la niña. O aventarle piedras, para que se vaya. Pero cuando el lobo sale de las sombras, vemos que está flaco y descolorido, macilento, y viejo. El pelaje gris se ve casi blanco. Y entonces lo invitamos a reunirse con nosotras. Él se acerca, aliviado, y recibe agradecido las caricias que le damos. Y nosotras nos sentimos bien, acompañadas, como más completas.

Volteamos hacia arriba y alcanzamos a ver las copas de los árboles, el azul del cielo, la luz del sol que nos alcanza. Y emprendemos camino, juntos, sin destino definido, pero contentos y entusiasmados. Hacia una casita, quizá, o hacia el mar, que debe estar lejos porque estamos en un bosque, pero qué importa. Por cierto, Caperucita se deshace de su caperuza, que ya le viene estorbando.

El "te lo dije" que había llevado, en primera instancia, a la niña a ese sitio oscuro y amenazador se convierte en un "te lo dije" de los que confirman que las cosas pueden tener un mejor (e inesperado) final. Ahora somos tres que nos podemos apoyar en lo que la vida nos presente.
                              
En las despedidas.
                          En los sueños.
                                              En lo que venga.

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