estación en curva | columna
Tiempo
de rebajas
No me hace falta, pero son solo 30 euritos
ADELA IGLESIAS
25 feb
2020 – 19:30 cet
Obviando
la definición obvia, una de las especialidades de la rae, el vocablo «rebaja», tiene otras tres acepciones
interesantes: Disminución, reducción o
descuento, especialmente de los precios. / Venta de existencias a precios más
bajos, durante un tiempo determinado. / Período de tiempo en que tienen lugar
las rebajas. O sea que una «rebaja» es tanto una práctica comercial como una
fecha en el calendario. Y a juzgar por la reacción de muchas personas (y la
intención de todo comercio, grande, chico o mediano), una temporada
imprescindible de gozo y satisfacción.
Qué mejor plan de fin de semana que una
ida a El Corte Inglés, el de Nuevos Ministerios, por ejemplo, que es descomunal
y tiene todo de todo. Hay que aprovechar estos días antes de que se acaben las
rebajas. Porque, horror de horrores, no olvidemos que tienen fecha de caducidad
y está a punto de cumplirse. Ahora es el momento para adquirir una sartén que
pueda llevarse a la mesa cuando tengamos visitas. Con los cacharros de siempre
(en perfecto estado, dicho sea de paso), nos moriríamos de la vergüenza. ¿Por
qué no cambiar el ordenador que ya lleva ocho años con nosotros? Es cierto que
podríamos simplemente cambiar el disco duro y quedaría como nuevo. Pero ¿y si
la reparación no queda bien? ¿Y si resulta más cara que uno nuevo? ¿Y si
perdemos el chance de adquirir uno en rebaja?
Aprovechar las rebajas tampoco está
peleado con pasear al aire libre, si somos de aquellos a quienes los sitios
cerrados nos resultan inquietantes. Tenemos a nuestra disposición el centro
entero de Madrid tapizado con los porcentajes de rebajas que tan generosamente
se ofrecen en todo tipo de mercancías, en particular ropa y calzado. Última
oportunidad antes de que los productos de la nueva temporada invadan los
escaparates, que el verano ya está a la vuelta de la esquina.
No
es coincidencia que se llame precisamente «oportunidades» a la sección en un
comercio donde se ofrecen los artículos en rebaja. Ni tampoco lo es que, junto
a ellos, encontremos los nuevos artículos, cien por ciento apetecibles y a
precios exorbitantes. Hay que tener cuidado y no caer en la trampa de
despreciar lo rebajado y desear lo novedoso. O también podemos vencer la
tentación sucumbiendo por completo a ella. ¿Por qué no?
Antes de que el invierno se acabe de
ir, siempre podemos adquirir una nueva prenda de abrigo, una chupa ligera,
negra, ideal para la transición a la primavera, que en El Danubio Azul, La Moda de la mujer de hoy, podremos
conseguir por escasos 30 euros y, así, ofrecerles compañía a las once mil
trencas, abrigos, cazadoras, chupas, sacos, capas, chaquetas que a duras penas
caben en nuestro armario. Y es que la palabra «rebajas» tendría que tener una acepción
más: Truco psicológico mediante el cual un sistema de consumo nos convence de que
necesitamos, como el aire que respiramos, un sinfín de productos sin los cuales
nuestra vida seguirá siendo un páramo sin sentido. Si la honestidad no fuera un
enemigo intrínseco de este sistema, quizá podría incluirse, como en las
cajetillas de tabaco, una advertencia: «El consumo de este producto no asegura
que usted encuentre el sentido de su vida» o «El efecto secundario de consumir
este producto puede ser una inmediata e intolerable sensación de vacío».
Corramos, pues, a Callao o a Fuencarral
antes de que se nos acabe la temporada o de que alguien nos aventaje y se lleve
los mejores productos.
Buena compra ����️������
ResponderBorrarNo se ven tus emoticones, amiga... porque supongo que lo que aparece como signos de interrogación son emoticones, ¿no?
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