Hoy el día difícilmente podría estar más gris. Ha llovido incluso. Pero más que la lluvia, se siente la pesadez en el ambiente. La ausencia. La angustia. De esa sorda. Que no distingues si es tuya, de los demás, de los árboles o de las nubes. Y hoy empieza oficialmente la primavera. Ya antes del coronavirus, me había yo dado cuenta cómo la primavera de este lado del mundo es una estación rara, por decirlo de algún modo. Cambiante. Muy cambiante. Poco estable. Con visos de invierno, de pronto y de pronto, con pinceladas de verano. Y la crisis sanitaria no la ha ayudado para nada. Claro.
Hoy llevamos una semana de encierro forzado y creo que ya han pasado la novedad y el shock para instalarse más la comprensión de lo que todo esto significa. Entre otras cosas, todo lo que no sabemos que implicará a corto, mediano y largo plazo. De momento la vida se siente como un sueño, de pronto y de pronto, como un relato de ciencia ficción. Y de entre toda la extrañeza y, a propósito del cambio de estación, me acordé de una canción de los 80, de mi época de la facultad que cantaba Yuri, y yo bailé y canté a todo pulmón con mi amigo MIguel Ángel (¿qué será de Miguel Ángel?), "Maldita primavera". Hoy me toca cantarla sola, encerrada en el despacho de un sexto piso piso en Madrid, mirando el cielo gris. Quién me lo hubiera dicho.
Aquí dejo a Yuri remasterizada por si alguien la quiere cantar conmigo:
Fue más o menos así... Si para enamorarse ahora, volverá a mí la maldita primavera... Pasa ligera, la maldita primavera, pasa ligera para ti y para mí. Abrazos muchos
ResponderBorrar¡Gracias por cantar conmigo, amiga querida! Un abrazo soleadito, que hoy el día amanece mejor acá...
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