Tb. multiusos.
1. adj. Que puede tener varios usos.
Más claro, ni el agua. Aunque un poco parco el diccionario, eso sí. En México el adjetivo se usa, muchas veces sustantivado, para describir a quienes, como yo, ejercemos diferentes trabajos, oficios o profesiones. Y el término es más bien milusos.
Todo esto para hablar de los recipientes de vidrio en que se comercializa el yogur Danone natural. Como este:
No recuerdo si en México los había, pero yo me enamoré de ellos en Madrid y los empecé a guardar: en la cómoda junto a mi cama, en el buró del otro lado y, cuando ya no cupieron, en los cajones del armario. Fantaseaba con encontrarles un uso, en una casa soñada, en un país soñado. Cuando me fui de Madrid, no hubo más que echar uno por uno en el contenedor de vidrio y escuchar, encogiendo los hombros, cómo se hacían añicos al chocar unos con otros y con el vidrio que ya estaba ahí.
Entonces llegué a Barcelona y volví a empezar la colección, auspiciada por mi anfitriona de acá que me consiente y me los compra. Empecé a colocarlos por su casa: en una balda de madera adosada a un librero, en la mesa-escritorio-buró que hay en mi recámara y algunos, en la cómoda del comedor, tras las puertas, junto a mis enseres de escritorio.
En este tránsito vital, he descubierto que, de hecho, los simpáticos recipientes tienen muchos usos. Aquí algunas de mis hallazgos, complementados por las ideas de algunos amigos que comparten mi afición:
- trono transparente para mi Buda viajero (después de mi primera visita al Mediterráneo, lo coroné, además, con una piedra planísima que me pareció el asiento ideal para mi maestro)
- taza individual para servir y tomar gazpacho (como en los restoranes más cuquis)
- contenedor de pulseras, aretes, collares o maripositas para el pelo
- taza medidora para hacer pastel de yogur (esto no me consta, pero Gemma me lo dijo y le creo)
- contenedor de lápices o cubiertos (cuidando que el peso excesivo no los vuelque) o de un montón de clips, de esos que aparecen en los sitios menos esperados y que nunca encontramos cuando los necesitamos
- depósitos de agua de colores cuando se pinta a la acuarela, como hace la Gisela con sus hijos
- recolectores de cáscaras de pipas (y de las pipas mismas si no consumes demasiadas) cuando las comes, por ejemplo, frente al televisor
- decoraciones casi abstractas, sobre todo en números impares (3 o 5, por ejemplo que, vistos desde arriba, parecerían un mandala)
- taza para un cortado (caliente) o minivaso para agua, vino, mezcal (este fue el uso imaginado que me impulsó a guardarlos, soñando con una casa propia de este lado del mar)
- recolector de las virutas de madera y los restos de grafito coloreado que quedan después de sacarle punta a un lápiz para iluminar
- macetas para plantas pequeñas, que requieran poca agua
- soportes para velas donde cae la cera sin manchar, por ejemplo, en una ofrenda para los muertos
- recolector de el último respiro de jabón para los trastes
- soporte para experimentos fotográficos (sobre todo después de haber vuelto a usarlo para servirme yogur de un recipiente más grande), como aquí:
Supongo que la lista podrá seguirse alargando, si en un ataque de algo no los llevo al contendedor de vidrio de mi calle.
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