sábado, 24 de octubre de 2020

Hoy

 

Hoy desayuno pan de muerto.

Lo compré ayer en el barrio de Gràcia, en una auténtica tortillería mexicana, donde conseguí también totopos y salsa verde para hacerme unos chilaquiles, y tortillas (empacadas al vacío, algo nunca visto) para futuras quesadillas.

Me entra un ansia cuando encuentro un lugar con productos de mi tierra.

Hoy la sombra del confinamiento se sigue cerniendo sobre nosotros. Hoy seguimos viviendo con miedo. O intentando no hacerlo. Hoy estoy tan lejos de mi casa y tan cerca del Día de Muertos.

Hoy estoy a nada de cumplir un año viviendo de este lado del mundo, algo que no imaginé. Hoy Madrid suena tan lejano. También. Hoy me sigo reconciliando con Barcelona. Soltando lo que sobra. 

Extrañando. Echando de menos. Escribiendo. (Cuántas es.)

Hoy fantaseo con montar un altar en la casa donde vivo. Con panellets, que es lo típico de acá. Pero me faltan tantas cosas de allá que no lo sé. Y acá no se ponen altares ni se festeja con la muerte. Ni tengo tequila. Ni mezcal. Aunque podría conseguirlos. Y quizá tamales también.

Por lo pronto, hoy desayuno pan de muerto.








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