Ya se sabe que quien mucho se despide tiene pocas ganas tiene de irse. Bueno, yo después de mi caminata otoñal de ayer, a mes y medio más o menos de que oficialmente se acabe "la tardor", ya me empiezo a conectar con mis ganas de volver a casa y empezar allá nuevos proyectos, nueva vida y retomar la vida que me espera, mis cariños, mis pendientes.
Salí temprano de casa para ir a un laboratorio a hacerme la famosa pcr (esperemos que salgo negativa y me permita cruzar fronteras sin mayor problema ). Nou Barris iba despertando a medida que yo caminaba a Virrei Amat a tomar el metro: la Rosario empezaba a acomodar frutas y verduras en su puesto de Passeig Urrutia; en el Carrer del DoctorPi i Molist, la Adelaida (supongo que así se llama por el nombre de la floristería) sacaba flores y macetas a la calle, sin mascarilla para la labor (su cara tiene una vis mucho más equina de lo que se ve cuando va cubierta). Así trajinaban todos, ajenos, por supuesto, al hecho de que yo me iba despidiendo.
Me bajé en el metro Diagonal, en pleno ensanche, muy cerca de els Jardinets de Gràcia y caminé hasta el Carrer de Còrsega. Después de que me introdujeran un minihisopo por la nariz hasta el cerebro, empecé mi caminata de despedida del centro de Barcelona, bueno, un cachito del Paseo de Gracia, donde vi la decoración navideña, apagada, claro, pero llenando la calle de mariposas.
De ahí, me fui a la zona de la Sagrada Familia, donde lo cierto es que perdí la Avenida Gaudí y por poco me regreso sin pasar por el antiguo Hospital de Sant Pau, pero la recuperé y, como suele suceder, afiné mi mapa de Barcelona ahora que me marcho.
Vi unas palomas bañarse, con todo y el frío que hacía, ajenas a la belleza modernista que las miraba a ellas. Compré unos últimos regalos para llevar a casa e hice unas últimas fotos de la obra cumbre de Gaudí, antes de volver a meterme a las entrañas de la ciudad.
Ojalá mi amiga Joana tenga razón y en un par de años ande yo de vuelta por estos lares.
Amiga camino contigo, no conozco Barcelona pero me acercaste con tus relatos, que tengas buen camino de regreso y muero por vernos!!
ResponderBorrarY yo disfruté de tu compañía a la distancia, amiga querida. Ojalá algún día nos toque recorrerla juntas del mismo lado del Atlántico. Nos vemos en cuanto llegue a Cuerna. (Haré una última escala de 5 días en Chimal antes de aterrizar en casa...) Abrazos mientras tanto.
BorrarAy, Barcelona me trae tantos recuerdos. Qué bonito texto. Un abrazo.
ResponderBorrar¡Es preciosa, con todo y su tristeza! Qué bueno que te gustó el texto y gracias por comentar, Ángeles. Un abrazo de vuelta.
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