jueves, 1 de julio de 2021

Paseo matutino 2



Mi amiga Joana me llama "
paseadora de condominio" y me gusta cómo suena. Me da también un poco de nostalgia ser paseadora de Madrid o de Barcelona.

Hoy salí a caminar más tarde porque tuve una paciente temprano. Parece que Enrique, el huracán-tormenta tropical, no se ha ido del todo aún. Todo estaba mojado y la luz brillaba, pero no había sol.



Me acompañaban las golondrinas. Vuelan bajo, como cortando el aire, y a veces parece que me van a rozar la cabeza. (Nunca ha pasado.) Me encanta verlas rozar apenas el agua de la alberca pera tomar un sorbo. Dejan una sucesión de ondas concéntricas que se extienden hasta desaparecer. Como la vida. Más o menos.

Mientras giraba para dar vuelta a la barda y encaminarme hacia el edificio A, que rodeo en mi caminata, una ardilla y yo nos dimos un susto. Ella iba tras un aguacate, que perdió al verme y salir disparada en sentido contrario. Yo di un brinco y me reí. Nos pasó dos veces. La segunda, yo me reí más y ella parecía igual de asustada.



Hoy vi menos pájaros, quizá por la hora, pero pude fotografiar dos. Y también volverle a hacer retratos dobles a una de las gatas que alimentamos entre varios vecinos.

Así la vida de paseadora de condominio el día de hoy, en este verano cuernavacense, lluvioso y hasta frío.


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