domingo, 23 de octubre de 2022

Hoy no fotografié 2


Ni las flores de mi serpiente hija (una Stapelia en realidad, creo yo) de color rojo muy muy oscuro, ni las de la mala madre que ahora vive en el balcón y florea por primera vez desde su recuperación.

Hoy no fotografié ni los últimos hongos de la temporada (ahora sí se acaban las lluvias) que nacieron, tímidos, en el jardín del fondo y que aguantarán hasta que lleguen los verdugos jardineros a principios de la próxima semana. Ni dos aves pequeñas, quizá gorriones, que se posaron en los cables de luz cerca del poste, como esperando a que yo disparara.

Hoy no fotografié al canario que cantaba como loco, ya liberado de su tela rosa, pero no de su jaula. Eso nunca. Ni la Ipomoea alba medio iluminada con el sol de la mañana. 

Ya entrada la noche, no fotografié al pajarito medio dormido en la hoja de la palma al nivel de la entrada a mi departamento.

Hoy el insecto hoja ya había cambiado de morada y el cactus navideño precoz de doña Pina ya no recibía ningún rayo de sol.


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