miércoles, 25 de enero de 2023

Breve encuentro inesperado

Llegas con Staci a la Ciudad de México, a un espacio muy lindo en la Escandón, frontera con la Condesa. Te acuerdas de tu tía Angelita, en cuyo departamento de la calle Prosperidad celebraron tantos días de Reyes. (Unos días después encontrarás la calle, aunque no su edificio.) Se ilumina en tu memoria el vestíbulo de entrada a su casa, con pisos de madera y un perchero enorme para abrigos, chaquetas, quizá algún sombrero. En casa de tus abuelos, te parece, había otra igual. Quizá hechos por el amigo carpintero de tus abuelos, también exiliado en México. (¿Manolo el Mazarico?)

Salen a caminar, en pos de un restorán japonés que les recomendó su anfitriona. Llegan al Parque México. (Qué bonito que es.) Se han perdido un poco. Buscan la calle Iztaccíhuatl, pero se les resiste. Y si le pregunto a alguien, piensas. Y te acercas al primer individuo que se te cruza. Un hombre alto, acompañado de una mujer y, quizás, de un perro. (Eso ya no es tan claro.)


—Disculpa, ¿sabes dónde está la calle Iztaccíhuatl?

—Ni idea. Lo siento... ¿Oye, no eres tú la hermana de Román Iglesias?

—(Súpersorprendida) Sí... ¿Quién eres tú?

—Fulano de Tal. De una generación abajo. Mi prima era tu compañera.

—Claro (asiento pensando en una amiga querida de la secundaria/prepa).


Nos despedimos y cada quien sigue su camino. Nunca me habían llamado la hermana de mi hermano, le comento a Staci. Un momento extraño, pero no exento de magia. Cruzamos una calle y un letrero nos dirige a Iztaccíhuatl. Encontramos nuestro destino (el primero de varios).


aparador en las inmediaciones del parque

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