jueves, 2 de febrero de 2023

la candelaria 3

 

la flor de moringa bañada de luz



Hoy es un día triste.
Pero luminoso.
Celebramos el regreso de la luz y el fin del invierno, aunque donde yo vivo casi casi empieza el verano, nuestra época más caliente.
Hoy me amortiguaron los pasos las minúsculas hojas de las jacarandas que se están preparando para desnudarse del todo y florecer moradas.
Hoy desperté con un hueco en el corazón, pero en lugar de perderme en él, recordé que ese espacio es donde se trasciende el sufrimiento. Recordé —como hablé con Tom hace unos días, que la incomodidad apunta a la inercia de los patrones habituales de apego, de drama, de azote. Recordé que me puedo quedar en la espaciosidad, sintiendo lo que siento, incluso acogiendo momentáneamente a viejos conocidos como el miedo y el desamparo, y confiar en la libertad, la belleza, la pureza, en que el desenlace es el desenlace correcto.
Hoy la niña Jesús color de rosa con chino en el pelo se quedará guardada en su latita de atún italiano entre corazones de servilleta y palabras huecas mientras cinco hendiduras en la nieve llevan a ningún lado. El universo nace de nuevo y resuena el eco moribundo de lo que dijiste y desdijiste.


la flor de jacaranda bañada de luz


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