jueves, 14 de septiembre de 2023

aleatorio, random pues


Tengo ganas de escribir, pero no sé sobre qué. Ayer me acordé que mi amiga J cortaba las salchichas con unas tijeras de cocina. (Le quedaban como circulitos de carne casi perfectos que luego le daba de comer a su hija y, a veces, a mi hijo también.) De hecho, J decía que las tijeras de cocina eran el artefacto más importante de una casa. Yo entonces me compré unas y comprobé que tenía (bastante) razón.

Ayer también pensé en otra cosa que sería un buen tema para escribir o una buena primera línea para un texto. Ya se me olvidó lo que era. Creo que tenía que ver con mi papá, pero no estoy segura. Mientas escribo, me coquetea desde ese lugar inexistente adonde se van los pensamientos que ya no estamos pensando, pero no vuelve a manifestarse. 

Trapicheando por mi colección de borradores en el blog, me encontré con uno del 1o de abril de 2020, en pleno confinamiento en Madrid. El título que le puse es el mismo de una serie de entradas de esa época: "Hoy", pero este en particular lleva una leyenda entre paréntesis: (do NOT publish) —un recordatorio de cómo ya me había metido en líos con Ana, mi anfitriona, durante el confinamiento por una publicación anterior del blog y de cómo no quería volver a hacerlo. Pero a 3 años y casi 5 meses de aquello, en un mundo (casi) pospandémico y del otro lado del Atlántico, creo que puedo compartirlo sin empacho, dentro de este texto aleatorio en este día aleatorio de septiembre del 2023:


Hoy me quemé el dedo al sacar el pan de la tostadora. (Puto pan. Puta tostadora.)

Hoy no llueve, pero sigue nubladísimo. Y yo estoy furiosa. La sensación de doble confinamiento (el de todos y la prohibición de mi anfitriona de bajar ni a la compra) me hace sentir encarcelada, aunque en la práctica la situación no haya casi cambiado. 

Hace un par de días que los vecinos del pasillo/terraza no salen. Ha hecho demasiado frío, supongo, y son mayores. Qué raro es extrañar a gente que no conoces.

Me he puesto en huelga de ducha. En huelga de hacer cama. En huelga de hablar (casi). Y tampoco es que a nadie le importe.

Voy iluminando el mandalita número 14. Qué suerte que me traje plumones y lápices de colores de México. Y mandalitas. De otro modo, ya habría intentado matar a la anfitriona.

Y sí, ya sé, tendría que estar agradecida. Con la anfitriona, por tenerme en su casa y alimentarme. Con la vida por tener una cuarentena privilegiada. Y lo estoy. Pero también estoy enojada. Y se vale.

Ni ayer ni hoy hubo ropa tendida en el patio. Lo primero que hago al subir la persiana después de salir de la cama, es buscar los tendederos. Y fotografiarlos. Obsesivamente. Son una suerte de ancla en el mar del confinamiento.

Si quieres quita las sábanas y las pones en la lavadora, me dice Ana. No están sucias, le respondo. Y menos las toallas.

La señora urraca volvió a pasarse a saludar.


Y por aleatorio quiero decir algo más que "al azar", como dice el DLE: el Merriam-Webster, al definir "random", dice, más o menos, que es aquello que carece de un plan, propósito o patrón, como esta entrada, pues.

6 comentarios:

  1. Me hiciste reír!! Con el p... pan y el p... tostador🤣y qué amarga la anfitriona!!

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  2. Y Joana comentó en FB:
    "Me has hecho recordar aquellos tiempos pandémicos, por falta de experiencia los vivimos casi en babia. Recuerdo que el segundo día de encierro me enteré del suicidio de una persona conocida. Me impactó en la soledad de mis cuatro paredes y salí a la calle, quizá no estuvo bien, pero salí cada día, mañana y tarde. Adiós, compañera, hoy has venido a mi memoria...qué cosas."
    Y me sigue pareciendo otra vida... 👾

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  3. Está lindo tu esto de y el de ayer. Me gustan

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  4. Natasha también comentó en feisbuc: "Ade , extrañaba leerte ….vuela un abrazo como si fuera 1973 en el patio del recreo!". Y yo le respondí: "gracias, Natasha, por la lectura y el abrazo - vente al blog más seguido - un abrazo para ti desde ese patio de nuestra amistad..." (y un estíquer de dos avecillas abrazándose, que no se pueden copiar)

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