El tipo de felicidad externa con la cual la mayoría de nosotros estamos obsesionados nunca puede sostenerse. Si dependes de que alguien te elogie, de que alguien te dé un regalo, de que alguien te considere la gran cosa, estás invirtiendo en felicidad insostenible. Si te sientes eufórico cuando estas cosas aparecen en tu vida y deprimido cuando están ausentes, esa es una forma de adicción. No se trata de que rechacemos estas cosas cuando ocurren, pero si nos aferramos a ellas con fuerza, confundiéndolas con la fuente de nuestro bienestar, nos estamos disponiendo para el dolor. Así que cuando nos ocurran, es sabio tomarlas con un grano de sal, es decir, con escepticismo. Deberíamos pensarlo dos veces antes de permitir volvernos emocionalmente dependientes del cumplimiento de nuestros deseos externos.
Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.
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