Impermanencia
Es fácil reconocer este hecho de la impermanencia en nuestros cuerpos o en la naturaleza transitoria de las cosas a nuestro alrededor. Obviamente, envejecemos. Las cosas claramente se oxidan, se rompen y demás. Incluso las grandes personas, todas desaparecen y se convierten en polvo, igual que sus obras, monumentos y recuerdos. Pero si examinamos más de cerca, vemos que incluso todos los diferentes aspectos de nuestra mente, o lo que consideramos que es nuestro «yo» —nuestros pensamientos, emociones, recuerdos y personalidades—, no son constantes. Nunca estáticos o permanentes, cambian por completo momento a momento y dramáticamente a lo largo del tiempo. Esto es muy interesante. Puesto de forma simple, somos incapaces de encontrar cualquier cosa que no cambie y se transforme, incluyendo este sentido interior de yo que cada uno de nosotros llama «mí». Así que ese es un aspecto innegable de la vida. Nada en absoluto es permanente, inmutable o estable. Nada en nuestro interior está fijo. No somos para nada, como tendemos a pensar, objetos que existen dentro del tiempo y atestiguan su paso, momento a momento. Nosotros mismos somos ese paso. De hecho podríamos decir que más exactamente parecemos ser procesos, fenómenos en curso manifestando flujo y transformación, más que cosas.
flor transitoria de piedra: la quinta de esta racha |
Original en inglés, aquí. Traducción al español e imagen, mías.
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