No es cuánto hayamos donado al templo, en cuántos retiros nos hayamos sentado, o durante cuánto tiempo practiquemos la meditación cada día, sino si nuestros corazones se están volviendo naturalmente más gentiles. ¿Pensamos espontáneamente más en los demás que en nosotros mismos? Cuando surgen el enojo o la codicia, ¿los reconocemos? ¿Somos capaces de soltar? ¿Estamos cultivando mentes que no se aferran? Estas son las preguntas que necesitamos hacernos para saber si estamos verdaderamente en el camino correcto o no.
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Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.
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