jueves, 27 de febrero de 2025
hallazgo 36
domingo, 23 de febrero de 2025
Invitada: Jetsunma Tenzin Palmo
viernes, 21 de febrero de 2025
viaje.viajar.viajera
- 0 tequilas, 1 tequila, 2 tequilas
- sopa de fideo blanca, como la de mi abuela Marialuisa
- la familia elegida = la amistad genuina
- Todo viaje es una vuelta a casa, a una misma, de algún modo.
- Y la vida misma es un viaje, que podemos hacer con más o menos conciencia.
lunes, 17 de febrero de 2025
Invitado: Dzogchen Ponlop Rinpoché
una mañana en la costa chica de guerrero |
viernes, 14 de febrero de 2025
Invitado: Thich Nhat Hanh
Se necesita entrenamiento para amar apropiadamente; y para ser capaz de dar alegría y gozo, debes practicar un mirar profundo dirigido hacoa la persona que amas. Porque si no entiendes a esta persona, no puedes amar apropiadamente. La comprensión es la esencia del amor. Si no comprendes, no puedes amar. Ese es el mensaje del Buda. Si un marido, por ejemplo, no entiende las cuitas más profundas de su esposa, sus aspiraciones más profundas, si no entiende su sufrimiento, no será capaz de amarla de forma correcta. Sin comprensión, el amor es algo imposible.
corazón de luz en hoja seca |
Fragmento tomado de este artículo en inglés. La traducción y la imagen son mías.
lunes, 10 de febrero de 2025
¿De dónde sale ese humo?
viernes, 7 de febrero de 2025
Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché
Si no pudiéramos ser comprados por el elogio o derrotados por la crítica, tendríamos una fuerza increíble. Seríamos extraordinariamente libres, no habría más esperanzas y miedos, sudor y sangre, y reacciones emocionales innecesarios. Finalmente seríamos capaces de practicar "Me importa un carajo". Libres de perseguir y evitar la aceptación y el rechazo de otras personas, seríamos capaces de apreciar lo que tenemos en el momento presente.
lavandera al borde del pacífico: costa chica de guerrero |
Original en inglés, aquí. Traducción al español e imagen, mías.
miércoles, 5 de febrero de 2025
Cuéntame de algún lugar al que necesites volver
Yo siempre estoy regresando a Uxmal: no a las ruinas mayas, sino a Uxmal 548, departamento 2, entre Ángel Urraza y San Borja en la Colonia Narvarte de la Ciudad de México, a la que le sigo diciendo Distrito Federal. ¿Por qué regreso siempre a Uxmal con su reja blanca que abarcaba los lugares de estacionamiento (3, uno para cada departamento del edificio) y un trozo más angosto como puerta de entrada de la calle con los números en rojo sobre una placa de metal negro, junto a los timbres?
Porque fui mi primer hogar y fue el primer lugar donde me perdí.
Donde empecé a vislumbrar quién era y donde no tuve ni idea de quién era. Donde mi papá me tomó del pelo y me jaló con fuerza cuando disentí por primera vez, de adolescente. Donde lo vi llorar la disolución de la República Española. Donde lo vi llorando cuando diagnosticaron a Manuel con cáncer. Donde no lo vi llorar cuando me fui de la casa. Donde me convenció de salir de mi escondite en el clóset de su recámara y me desabrochó la piyama.
Donde escuché a mis papás teniendo relaciones sexuales y me congelé de terror.
Donde me regañó mi mamá cuando vomité en la alfombra del pasillo de camino al baño, primer acto de la hepatitis. Donde Javier intentó besarme y yo cerré los labios a cal y canto. Donde mi hermano contestó el teléfono y me pasó el auricular diciendo te habla la pendeja de tu amiga Jessica. Donde mi hermano agarró a madrazos la orquídea blanca que me había regalado Manuel y que echaba su primera flor. Donde esperábamos a los Reyes en el arranque de la escalera.
Donde las navidades eran suntuosas y falsas y estresantes y el relleno del pavo, delicioso.
Donde festejé mis 15 años (¿o fueron los 18?) con una paella. Donde hubo otra paella cuando me recibí de licenciada, vestida de rosa con zapatos verdes. Donde mis abuelos celebraron sus 50 años de casados. Donde quizá se tomó la foto de mis abuelos y sus 13 nietos. Donde Jose y mi papá casi se agarran a golpes, la última navidad en familia. Yo no había cumplido aún los 16.
Yo siempre estoy regresando a Uxmal 548-2 porque cuando murió mi mamá, 5 años después de mi papá, le pedí a mi hermano que me dejara ir a la casa a despedirme, tomar mis cosas y algún recuerdo familiar (como la azucarera art nouveau de plata de mi abuela María Luisa). Me prometió que lo haría: no cumplió.