viernes, 25 de abril de 2025

Invitado: Thich Nhat Hanh


El hábito de la felicidad 

Supón que alguien dice algo que te enoja. Tu viejo patrón quiere decir algo para castigarlo. Pero eso nos hace víctimas de nuestra energía habitual. En cambio, puedes inhalar y decir: "La infelicidad está en mí, el sufrimiento está en mí, el enojo está en mí, la irritación está en mí". Eso ya es útil, reconocer tus sentimientos te ayuda a no responder enseguida. Así que aceptas el enojo y la irritación en ti y les sonríes. Con atención plena, miras a la otra persona y te vuelves consciente del sufrimiento en él o ella. Pudo haberte hablado así para intentar aliviar su sufrimiento. Podría pensar que que alzar la voz así le ayudará a sufrir menos, pero, de hecho, sufrirá más. 

Con tan solo uno o dos segundos de mirar y ver el sufrimiento en él o ella, nace la compasión. Cuando nace la compasió
n, ya no sufres y podrías encontrar algo beneficioso que decir. Con la práctica, siempre podemos abrir nuevos caminos neurales. Cuando se convierten en un hábito, lo llamamos el hábito de la felicidad.


nuestro jacalasúchil en flor













Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

2 comentarios:

  1. Elena A. Aguilar Saiz comentó en FB: "Este hermoso texto me recordó las enseñanzas de nuestro maestro Punlop Rinpoche. Él también nos anima a hacer una pausa, reconocer nuestras emociones sin reaccionar de inmediato, y mirar con atención plena lo que está ocurriendo dentro de nosotros. Tanto Thich Nhat Hanh como Rinpoche nos muestran que al hacer esto, podemos transformar el enojo en compasión. Es un camino de sabiduría y libertad interior. Qué bendición contar con maestros así". Y yo le contesté: "Así es, Elena, qué bendición escuchar las mismas enseñanzas en diferentes palabras y, así, poder recordarlas 🥰".

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  2. Joana también comentó en FB: "Yo no conozco a estos maestros, ni sus enseñanzas, pero la actitud que recomiendan para estas ocasiones de enfado virulento, me parece de lo más útil para la vida "civil" de cada día". Y yo le contesté: "Exacto, Joana, ese es uno de los valores fundamentales de estas enseñanzas: su aplicación en la vida cotidiana".

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