El lunes pasado, en el grupo de práctica de escritura de la mañana, nos pidieron que escribiéramos sobre lo que teníamos que decir a propósito de la primavera. Yo tenía poco que decir y pocas ganas de decirlo, pues ya había escrito sobre el tema este año. En lugar de hablar de la primavera me salió un texto un tanto quejoso sobre cómo solemos usar los parámetros del Norte global (Estados Unidos y Europa, más o menos) para relacionarnos con nuestras propias experiencias en otros territorios, como el paso de las estaciones del año, por poner un ejemplo.
Mi despotrique acabó convirtiéndose, más o menos, en una reflexión sobre cómo la llegada al poder de Trump como presidente de nuestro país vecino, con todos los horrores y despropósitos que ha traído, podría ser también la oportunidad de que el orden mundial ya no esté definido por los lineamientos de los estadunidenses, aunque para ellos (quienes no lo votaron, claro) esto sea una pérdida más, atribuible al nuevo gobierno. Quizás ahora esté surgiendo la posibilidad de que otras regiones como el Sur global, por ejemplo, empecemos a proponer qué tipo de orden mundial queremos.
No alcancé a leer el texto en clase y no sé si lo haga la próxima vez. Aunque la premisa de este tipo de práctica es la ausencia total de juicio, me da no sé qué compartirlo con tantos compañeros de Estados Unidos, la mayoría del grupo. Tenemos un par de canadienses, una británica y yo soy la única mexicana.
Dándole vueltas a este asunto y recordando lo que mis compañeros del hemisferio muy norte habían escrito sobre la primavera, decidí darle un giro al asunto y robarles su primavera. O sea, me puse a buscar en internet las flores que mencionaron varios de ellos como los primeros signos de la estación o como sus portadoras, tras el invierno, tras la nieve, que yo nunca he visto en persona, como tampoco he visto las flores que se abren paso a través del manto blanco. Quizá algún día o quizá no...
Y las más mencionadas, con sus imágenes tomadas de espacios diversos en línea (y sus nombres en español), fueron:
snowdrops (campanillas de invierno)
crocuses (que encontré como azafranes)
y de pilón, la primera mariposa de la temporada que vio una participante de la costa este de Estados Unidos: una tiger swallow tail butterfly (mariposa cola de golondrina tigre oriental)
Así pues la primavera al norte, después del invierno. Mientras que acá, en Cuernavaca, nuestra primavera es casi nuestro verano, seco, con incendios y con jacarandas que ahora dan paso a los tabachines: cada quien con su versión de la "época templada del año, que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de marzo, abril y mayo, y en el austral a los de septiembre, octubre y noviembre" (RAE dixit).





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