viernes, 2 de mayo de 2025

Invitado: Dzongsar Khyentse Rinpoché


¡La renuncia verdadera te sorprenderá!

En el budismo, la renuncia tiene muchos significados e interpretaciones. Mucha gente que he conocido entiende la renuncia budista como distanciarse uno mismo del mundo alrededor, tal como alguna vez lo hizo el príncipe Sidarta. El Buda no pretendía que todo seguidor se afeitara la cabeza. Si quieres practicar el Dharma, lo puedes hacer en el metro, en el trabajo, de camino a casa o después de la cena. Pero también puedes renunciar, puesto que la renuncia no está limitada a una forma de expresión. 

Renuncia significa ya no aferrarte a las cosas a las que solías aferrarte. Cuando ya no te aferras a algo o a un hábito, ello pierde su poder para controlarte y ganas libertad. 

Si quieres saber si tienes una mente de renuncia, puedes ponerla a prueba así: ¿Algo que era muy importante para ti en el pasado es ahora completamente irrelevante? ¿Ya no te preocupan ahora las cosas que solían enojarte con facilidad?

Por ejemplo, si te encuentras con un punto de vista que te incomoda, eso indica que te estás aferrando a un punto de vista contrario. Este punto de vista te esclaviza, de ahí tu incomodidad; y a estas cuestiones también debemos renunciar. Independientemente de si el punto de vista contrario sea correcto o de quién lo haya expresado, si te hace sentir incómodo, ya has quedado comprometido y debes renunciar a ello.

Por ejemplo, un trabajador temporal que contrataste te podría hacer sentir muy incómodo simplemente porque limpia la mesa de forma diferente que tú. Y a ti te disgusta su método aparentemente torpe.

Para deshacerte de este modo de pensar desagradable, hay dos estrategias: una es cambiar tu mentalidad y soltar la idea de que todo el mundo debe hacer las cosas a tu manera. La otra es encontrar un trabajador temporal que limpie la mesa exactamente como tú lo esperas. 

Claramente, la primera es una solución permanente. La segunda solo resuelve el problema temporalmente, y tendrías que seguir cambiando de trabajadores temporales. 

Podrías invertir mucho tiempo encontrando un trabajador temporal que limpie la mesa justo como tú se lo indiques, pero pronto descubrirás que se olvida de jalar la cadena del excusado. 

Un perfeccionista es alguien que quiere que todo sea exactamente como ellos quieren: vivir en un cuarto con paredes color azul cielo, beber solo agua embotellada. El inconveniente de ser un perfeccionista es que con frecuencia sufrirás. 

La mayoría de las cosas en el mundo no se amoldan fácilmente; no siempre salen como nos gustaría. Para lograr que cumplan con tus expectativas, debes invertir mucho tiempo. 

Mucha gente intenta crear un mundo perfecto, pero en última instancia, resulta infructuoso. De hecho, un leve ajuste de tu configuración mental puede hacer todo perfecto. 

La razón por la cual ves un mundo imperfecto se debe a tus diversos apegos y expectativas poco realistas. Si puedes renunciar a ellas, te volverás muy poderoso. 

Cuando ya no insistes en vivir en un cuarto con paredes azules, ya no insistes en beber solo agua embotellada, ya no insistes en beber de tu taza favorita, ya no insistes en que el té tenga la intensidad correcta: cuando renuncias a todos tus apegos, te volverás muy libre, y nada podrá enojarte o dañarte. 


















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

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