En Occidente, solemos estar mirando hacia afuera. Nuestros cinco sentidos siempre están fluyendo hacia el exterior. Incluso nuestras herramientas científicas están mirando hacia afuera en dirección a cosas objetivas. Estudiamos lo que vemos, lo que oímos, lo que saboreamos, lo que sentimos y lo que olemos. Pero ¿quién es el que mira, saborea o toca? Porque estamos tan alejados de nuestro mundo interno, sentimos un vacío interior, una carencia interna que siempre estamos intentando llenar. Tratamos de llenarla con relaciones, tratamos de llenarla con cosas materiales: esa es la favorita. Pero no importa en cuántas relaciones nos involucremos, cuántos objetos acumulemos, adentro sigue habiendo un sentido de falta.
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