sábado, 16 de agosto de 2025

Cenicienta: otra versión


Tras años de un fuerte dolor de espalda que la lleva casi al punto de la parálisis (y la incredulidad total de su madrastra, claro), la chica decide consultar un quiropráctico. Sin dilación, el médico le receta unas plantillas para equilibrar el desbalance pélvico resultado del hecho de tener una pierna más corta que la otra. Ya sospechaba ella que algo no andaba bien, pero guardaba silencio para evitar las burlas de sus hermanastras.

Imposible será estrenar los delicados zapatitos de cristal para el baile en palacio. (Menos mal, son un verdadero suplicio.) Su transparencia podría evidenciar su defecto de marca y pondría en entredicho su viabilidad como madre de futuros monarcas. Opta por calzar sus converse morados (para horror de su madrastra y sus hermanastras) como remate ideal para un vestido de tul y seda bordado en perlas (qué habilidad la de los ratones de su casa). 

El príncipe cae rendido ante su osadía y no hace falta que le pruebe ningún zapato. La desposa al momento en que el reloj da las 12 en punto de la noche. (Sus converse se quedan tan morados como siempre.) 

A partir de ese día, se impone una nueva tendencia en el reino. Quien se precie de estar a la última moda y de tener más de un millón de seguidores en instagram, se casará calzando unos converse que contrasten lo más posible con su vestido vintage (no es necesario que lo cosan ratones y pajaritos).

Los zapateros especialistas en el diseño y fabricación de calzado fino con tacón, incluidas las incomodísimas e imprácticas zapatillas de cristal, al verse al borde de la quiebra, dan un golpe de estado. Se acaba la monarquía (sin necesidad de una revolución).


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