jueves, 18 de septiembre de 2025

Robert Redford y mi mamá


A mí mamá le gustaban pocas cosas o quizá no eran tan pocas, pero la mayoría eran gustos heredados, impuestos o copiados. Para sobrevivir muchas veces. Para pasar desapercibida. Para no tener que decidir ni dejarse ver. Pero a mi mamá le gustaba Robert Redford. Ese sí que era un gusto suyo. No sé si le parecía guapo (supongo que sí) o atractivo o carismático o tierno o si le gustaban sus ojos azules. Aunque si de ojos va la cosa, creo que prefería los de Paul Newman.

Recuerdo a mis papás hablando de All the President's Men, cinta del 76 sobre el escándalo de Watergate, donde hizo pareja con Dustin Hoffman (no un filme para mi edad supongo) y también cuando fueron a ver Ordinary People, la primera peli que dirigió el fallecido actor en 1980. Tampoco la fui a ver porque supongo que los 17 de entonces no eran los de hoy. Redford ganó un Óscar como director. (No he visto ninguna de las 2 cintas). Y a mi mamá le fascinaba Out of Africa, donde su actor favorito (esas son mis palabras; no sé si lo sería, no sé si mi mamá tenía cosas o personas favoritas), 5 años después de su debut como director, interpretaba al amante de Isak Dinesen (Karen Blixen, interpretada impecablemente por Meryl Streep). No sé si mi mamá soñaba con tener una historia de amor como la de ellos, una historia de amor como fuera. Ese film sí lo fui a ver con ellos, como tantos otros. Y mi mamá leía también los cuentos y quizá también las memorias de la baronesa en inglés.

A mi mamá le gustaba mucho leer en inglés: era como su propio espacio, su propio reino, sobre todo uno al que mi papá no tenía acceso. Él entendía suficiente inglés como para explicarle algo que se le escapara en una peli o una serie que estuvieran viendo juntos, pero las obras en ese idioma él las abordaba traducidas. Mi mamá me leía a veces algo cuando ya estaba yo en la cama antes de dormirme. Recuerdo cuando me leyó algún capítulo de A Tale of Two Cities, que en la secundaria tuve que leer para la escuela. Atesoraba esos momentos como algunos de los más cercanos con ella. Aún los atesoro. Aún me encanta que alguien, sobre todo mi hijo, me lea algo antes de dormirme. Y si es en inglés, mejor. 

Ahora pienso que quizás la atracción por Robert Redford fuera algo que mis papás compartían, aunque seguro era algo de lo que no se hablaba.

Con su muerte, se va otro trozo más de mi mamá, otro pedazo del universo tan heterogéneo que la componía. Y van quedando menos. Él murió a los 89; ella estaría por cumplir 91. Eran de la misma rodada y del mismo tiempo que se va yendo con ellos. Me quedo pensando en otros gustos (o disgustos) de mi mamá y quizá vuelva al tema para su próximo cumpleaños.

Acá, de pilón, una semblanza del actor, director, activista, esposo, padre. Y este video sobre su fascinación con el "érase una vez", salvación de tantas vidas, incluyendo la mía:



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