Hace casi 4 años justos, el 21 de enero de 2017, hablaba, también, sobre violetas. Indagando un poco más, hoy constato que las que yo crío son violetas africanas, pertenecientes al género Saintpaulia, en honor a su descubridor, el barón Walter von Saint-Paul-Illaire, quien halló la planta en Tanganyika, hoy Tanzania. (De lo que se entera una en internet.)
Mis violetas son de color morado oscuro, blanco, rosa, violeta claro, rojo oscuro con blanco. Alguna vez tuve una color vino, la primera, pero creo que esa la perdí, a menos que una joven que no ha floreado aún su descendiente. (Ojalá.). Algunas tienen hojas y flores grandes y otras las tienen pequeñas. Las hay muy peinaditas y ordenadas y también están las despeinadas, que echan las hojas para donde les viene en gana. Las flores, a su vez, pueden ser sencillas o dobles o incluso parecer rosas en miniatura.
A veces sucede que alguna violeta empieza a verse desmejorada. He descubierto que puede ser debido a un proceso de envejecimiento que les hace perder las raíces y, aunque en alguna ocasión me deshice de una planta a la que eso le había pasado, pensando que el proceso era irreversible, la siguiente vez decidí poner el tronquito en agua (como hago con las hojas cuando las quiero reproducir) y, para mi sorpresa, no solo recuperó la vitalidad de sus hojas, sino que echó nuevas raíces, e incluso flores, aún estando en el agua. Una vez que las raíces se ven fuertes, las paso a una maceta con tierra, donde siguen creciendo y floreando.
Así yo estos días después del aterrizaje forzoso. Ando enraizándome de vuelta en mi casa. En mi mundo. En mi espacio. Con paciencia (no hay de otra), para permitir que vuelva a haber flores.
Sigo teniendo muchas hijas de la primera que me regalaste, eran las flores favoritas de mi abuela, te dejo un abrazo. Hablemos por Zoom no?
ResponderBorrarMe alegro, amiga, que la violeta madre haya procreado tantas hijas y que estén vinculadas a tu abuela. Sí, hablemos. Di cuando. Mientras tanto, te abrazo.
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