viernes, 17 de diciembre de 2021

Diciembre


piñata de luz en Ocotepec





Me asusta. Me desafía. No me gustan las fiestas de fin de año. La que menos, la navidad. Me disgustan la felicidad, el amor y los lazos familiares obligados. Me gusta el 16 porque antes lo celebraba como mi santo o me lo celebraban mis papás. Santa Adelaida, que no hay ninguna Santa Adela. Ya no lo celebro, pero es un día mío, aunque menos que mi cumpleaños. Odio el 24 y el 25. Me gusta el 26 porque ya pasó la navidad. Tuvimos una amiga que hacía una fiesta el 26: Christmas-Is-Over Party. Me encantaba. El 26 es también el día de San Esteban y se celebra en Cataluña. Se supone que la celebración viene del medioevo cuando la gente que viajaba para reunirse con su familia invertía mucho tiempo en el trayecto y se alargó un día el calendario festivo para que pudieran tomarse con calma el viaje de regreso a casa. En San Esteban se comen canelones. Yo pensé en algún momento que sería una fiesta que celebraría felizmente casada en Barcelona, pero la vida tenía otras planes. Nunca he celebrado San Esteban. Me gustan las luces de colores y las piñatas, sobre todo para fotografiarlas. Me gusta pedir posada más que darla. No me gustan demasiado los árboles de navidad y sí me gusta el nacimiento; algunos años, lo saco de su caja y lo dispongo sobre un librero en mi sala. Cuentan que mi abuela María Luisa, en Avilés antes de la guerra, ponía uno que ocupaba una habitación entera. No me gustan mucho ni los romeritos ni el bacalao. Extraño, a veces, el pavo que hacía mi mamá, sobre todo el relleno a base de castañas que sabía delicioso frío al día siguiente en pan bimbo tostado. Me gusta dar regalos y me gusta recibirlos. Pero me caen mucho mejor los reyes que santa claus. Odio las películas navideñas, pero me gusta llorar cuando las veo. De niña, con mis primos en el departamento de mis papás, nos escapamos a ver una que se llamaba Los patines del plata y creo que hay una versión nueva que quizá vea el 24, bebiendo algo rico, como una sidra, y comiendo algo rico, como queso brie o sushi, junto a mi Khandro. Mu gustan algunos villancicos porque me suenan a infancia, a la época en que nos acostábamos temprano en nochebuena y nos levantábamos emocionados al alba a la mañana siguiente. El niño del tambor siempre me hace llorar, aun en arreglo tropical.

navidad en Tepoztlán


2 comentarios:

  1. Comparto tu sentir con respecto a las Navidad, me agobia, me estresan los arreglos y los regalos y....no me queda claro todavía por qué. Te dejo un abrazo. Si andas por aquí en estás semanas me avisas u echamos café ❤️

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    1. Un abrazo para ti también, amiga. Yo no saldré hasta reyes, así que sí, veámonos y acompañémonos en nuestras desazones...

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