- Mi taza roja, la súper predilecta: vino de Lisboa hace más de 7 años y tiene la firma de Saramago en letras blancas.
- Mi camarita rosa de bolsillo: siempre viene conmigo y es mi segunda camarita rosa.
- Mi sofá de dos colores: verde y morado: lo retapicé cuando mi hijo regresó de una estancia de 10 meses en Europa.
- Mi mesa del comedor: fue de mi abuela y se puede hacer más larga o más corta según se necesite, sacando o guardando una pieza en su centro que se dobla a la mitad (sí, parece magia).
- Mi pequeña laptop rosa: me ha acompañado fiel desde que me fui a España y volví. (Me temo que empiece a andar en sus últimas.)
- Mis plumas multicolores.
- Mis violetas con flores de diferentes colores. (¿Son objetos las plantas?)
- Mi viejo par de crocs rosa pálido: se han convertido en un peligro, en especial si hay agua en el piso, y no me decido a deshacerme de ellos.
- Una colección de platos que uso como decoración en las paredes de mi casa: vienen de diferentes lugares, tiempos y personas.
- Mi viejo, fiel y maravilloso coche, Antuanito: cumplirá 30 años el próximo año.
- El librero blanco que mi hermano me mandó tras la muerte de mi mamá: ahora vive en mi cuarto y sostiene no solo libros, sino también fotografías, cedés, varias jirafas de diferentes materiales, platos con aretes y pulseras colgadas con chinches.
- La vieja televisión que heredé de mi suegra: grande, voluminosa, nada inteligente, pero confiable.
- La alfombra de lana a rayas de colores oscuros, proveniente de Oaxaca: cubre el piso de la sala y la compré hace muchos años, casi recién mudada a esta casa, en compañía de J cuando aún éramos amigas.
- El sacapuntas que parece un pequeño alien, con cabeza verde y cuerpo expansible: me lo dio mi hijo y me acompaña siempre en la mesa del comedor.
jueves, 30 de diciembre de 2021
Objetos con quienes tengo amistad
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