miércoles, 22 de noviembre de 2023

Día de Marta Cecilia



Desde ayer, 21, pienso en mi mamá, cuando El Coleccionista compartió la "Oda a Santa Cecilia" de Henry Purcell, como precelebración del día de la patrona de la música, hoy 22 de noviembre. Supongo que a mi mamá la nombraron Cecilia por el día en que nació, otro 22 hace 89 años. Marta no tengo idea de dónde salió. Quizás era una preferencia de mi abuela Adela. Quizás guarde un secreto perdido para siempre.

Le di bastantes vueltas al objeto que me une a mi mamá y no encontré muchos. En realidad, muy pocos. Bueno, por lo menos, los dos patos que son pareja, así que podrían ser casi uno, con los que abrí esta entrada. Si mal no recuerdo, mi mamá me los trajo de regalo de un viaje a Argentina. Casi podría jurar que vinieron de Buenos Aires. Quizás de San Telmo.

No recuerdo la época, pero es posible que aún viviera en su casa. Si es así, fue antes de mis 22 años cuando me fui de allí, así que ya llovió bastante desde entonces. Lo que sí sé es que desde que dejé el hogar materno definitivamente (hubo un primer intento que duró unas semanas), los patos han venido conmigo. Siempre me han acompañado, a diferencia de mi mamá, que no supo cómo hacerlo. Quiero pensar que ella pensó en mí cuando los vio y me los compró con ese cariño tan a su manera que, supongo, me tuvo.

Hoy viven en la parte de arriba de un librero que me mandó mi hermano después de que ella murió. Creo que era café y yo lo mandé pintar de blanco y se convirtió en algo más que un librero. Ahí viven también mis maestros, y Dasha, y mi hijo y yo en diferentes épocas. Y mis pulseras huicholas, y muchos de mis aretes, y varios de mis libros, entre ellos algunos de mis predilectos (NadaWinesburgh, Ohio). Y dibujos de otros, y postales regalo, y unas cajitas de metal que alguna vez tuvieron cigarros Faros (deben haber sido de Adrián).

Como a los patos les cuelga la cabeza, se han caído varias veces, cuando los rozo, sin querer, con la mano o con otro objeto. Pero han sobrevivido. Con alguna marca, con alguna separación entre el cuello y el cuerpo, pero ahí siguen. Sobreviviendo. Como lo hizo mi madre a pesar de los pesares y como lo he hecho yo de igual modo. Quizá esa sea la manera en que nos acompañamos.

Ojalá, ma, que hayas encontrado la felicidad o estés en el camino para hacerlo. Que puedas trascender el sufrimiento.  Y, si toca, que nos encontremos en un espacio de luz clara.




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