martes, 14 de noviembre de 2023

p e r t e n e c e r

banderas de papel picado y sus sombras








Del lat. pertinēre, con el suf. -scĕre '-ecer'.

Conjug. c. agradecer.

3. intr. Dicho de una cosaReferirse o hacer relación a otra, o ser parte integrante de ella ser parte integrante de ella.

Es la tercera acepción que la RAE da a este verbo, la que tiene que ver con lar eflexión que me ronda hace unos días. Lo que no deja de llamarmela atención es que las tres comienzan con la frase "Dicho de una cosa:", como si pertenecer no fuera cosa de personas u otros seres animados.

Para mí, buscar ser parte parte integrante de algo, de alguien, de un grupo de álguienes ha sido un afán constante en mi vida desde que tengo memoria. Hace una semana y pico, o sea el fin de semana del 4 y 5 de noviembre, o sea, el fin de semana de muertos, me topé con otra manera de pertenecer.

Santo, Yare, y calavera









En esos días en Cuernavaca se llevó a cabo  el Festival Miquixtli. Esta fue su edición número 30, según contaban, lo cual quiere decir que yo llegué a vivir a esta ciudad cuando el festival tendría tendría más o menos 3 años de edad. Y sí, recuerdo muchas muchas visitas al Jardín Borda, la Casona Spencer y otros lugares del centro de la ciudad. Pero este año, se celebró en las calles mismas, puesto que el Borda está cerrado por remodelación. Fue como si asistiéramos por primera vez. 

Las calles se llenaron de vida, de música, de comida, de puestos de todo (cerámica de muchos tipos; artesanías huicholas; tejidos de Guatemala y Hueyapan; granola con cempasúchil; aretes y pulseras y colgantes; mezcal; aceites esenciales; bebés macabros y perturbadores; grabados; estíquers y muñecas). Recorrimos el largo de la calle Hidalgo varias veces: primero Yare y yo y después también con Santiago.











El estado invitado fue Sonora y ahí conseguimos coyotas, un postre tradicional del estado hecho con harina de trigo, manteca y relleno de piloncillo o jamancillo. Me recordó muchísimo a mi tía Olga que nos preparaba una versión casera, una especie de quesadillas en tortilla de harina, para las cuales hacía un jarabe de piloncillo. Y entonces recordé que yo tengo ascendencia sonorense. (Mi abuelo maternos y sus hermanos y hermanas, entre ellas mi tía,  eran de Caborca.) Vendían también el dulce de jamoncillo más delicioso que he comido en mi vida, que también me despertó recuerdos de infancia. Lástima que se les acabara tan pronto. Comimos gorditas un día (de chales, claro, Santiago y yo) y burritos sonorenses al día siguiente. Y bebimos chilate (versión morelense) y cerveza de raíz. 





Asistimos, además, a un trío de conciertos, gratuitos al aire libre. La Changa Natasha (cumbia y rock sicodélico, de Tepoztlán), la noche del sábado frente al palacio de gobierno. Y bailamos. Los Raskatripas de la Montaña (ska y cumbia) en la plaza del zacate con su elogio al pulque, entre otras cosas, y acompañados por virtuosos del fuego. Y bailamos.



Y la cereza del pastel fue el grupo Neoplén (rock y son jarocho) de quienes somos fans desde que cayó en nuestra manos su primer disco y a quiens vimos aquí por primera vez en vivo. Cantaron canciones viejas y nuevas (de su próximo disco) y hubo zapateado, y cantamos y aplaudimos y pedimos más. Nunca antes me había sentido tan parte de Cuernavaca como comunidad desde mi comunidad núcleo con Santiago y Yare. Una pertenencia flexible, abierta, cambiante, pero pertenencia al fin y al cabo. Un reconocerme en los demás como parte de un todo que trasciende mis propias fronteras, físicas y mentales.

Acá, para cerrar esta crónica, el video de la canción "Ciudad" (mi ciudad hace casi 29 años) y dos fotos de su atardecer de muertos:


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2 comentarios:

  1. Me hubiera encantado estar 😞mi cuerpo no dió, pero ojalá el año que entra pueda vivirlo! Gracias por la crónica ❤️

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    1. De nada, gracias a ti por leerla. ¡Nos vamos el próximo año! ¿Cómo sigues?

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