domingo, 2 de noviembre de 2025

Día de Muertos 11


Este año la ofrenda huele a cempasúchil y a pimiento asado y a nuez, a garbanzo y a melaza de granada, a berenjena y a ajo, y a limón y a pistache y a miel. Los cerillitos no tienen perfume, pero su color guinda contrasta con el amarillo anaranjado de las flores de muertos. Se mezclan los aromas de mi tierra, aunque nos faltó el copal, y los de la tierra palestina: a su gente, a sus muertos, está dedicada este ofrenda que pusimos Frida y yo, preparando todo durante más o menos 12 horas. 

Un río desierto, agua y arena, la sostine en la forma de un rebozo de seda cruda color rosa mexicano que me regaló mi abuela Rosa hace un par de vidas cuando menos. Sobre ello está la ofrenda de luz, en forma de una vela de pan de muerto y 2 de cempasúchil. Hay agua y sal, claro. Y croquetas para mi Ñaña que siempre está y siempre viene. Y hay juguetes varios: un silbato en forma de torito, tres carritos, incluyendo una combi amarilla de tracción, y una muñeca de trapo con trenzas con lazos de colores. Son tantes les niñes palestines asesinades.

Hay caracoles porque Palestina también es mar y hay un representante del olivo, como tantas que la ocupación israelí ha asesinado desde hace tantos años: en una lata de aceitunas negras se yergue una violeta que planté hace unos meses. Y hay una casita, como las miles de casas destruidas durante la ocupación y el genocidio. Y una calabaza sonriente y una muerte novia. Y un bodhisattva, porque siempre están para ayudar si los llamas. 

Hay tunas e higos: frutas del desierto. Y hay papel picado con diseño de kufiya, que diseñó Frida y lo remató con sandías. Y una rebanada de sandía, artesanía mexicana de madera, verde, blanca, roja y con semillas negras se yergue al centro de la ofrenda. En un plato escribimos nombres de mártires, en representación de todos los mártires.

Y les cocinamos. Yo es la primera vez que cocino exprofeso para los muertos que vendrán de visita. Fue fuerte: una mezcla de gozo y lágrimas. Hicimos babaganoush, y hummus, y muhammara. Y compramos dulces porque no los sabemos hacer: dedos de novia, graibes y un nido de pistache. Y Frida puso semillas para simbolizar la tierra.

Y el proceso todo duele y cura y hermana y acompaña. Como dijo mi amiga Joana a propósito de una foto en feisbuc: "Es de una solemnidad que llega al fondo del alma".

Gracias, Fri, por hacerlo juntas, por regar y alimentar mi conciencia.












2 comentarios:

  1. Me conmovió mucho leerte! Qué profundo y haberlo hecho acompañada tambn tiene tanto significado. Te dejo un abrazo con cariño. Susy

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    1. Gracias por dejarte conmover, Susy, y por venir y compartirlo. Efectivamente, haberlo hecho acompañada fue un regalo enorme. Va un abrazo grande de vuelta... 🎃🫂👻

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