domingo, 17 de abril de 2011

La gata se trepa al quicio de la ventana, como todos los días.
Observa la vida a través del mosquitero.
(El viento juega con la persianas y refresca la habitación.)
Después de un rato, se baja y va a beber un poco de agua
O a echarse una siesta en el sofá.
*
Ojalá pudiera yo vivir la vida con tal ecuanimidad.

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