viernes, 22 de octubre de 2021

sentimientos encontrados

 


Cuando esta violeta florece, a mí me entran sentimientos encontrados, mixed feelinigs, como les dicen en inglés. Y recuerdo una ocasión, hace muchísimos años, en que mi hermano contó un chiste, de gusto cuestionable, para explicar cómo es eso de los sentimientos que se mezclan. Como cuando tu suegra se estrella en tu Corvette, explicó. Él no tenía ni suegra ni Corvette, pero sí muy interiorizada la misoginia. Pero de eso no van hoy las cosas.

Cuando esta violeta florece, pues, yo me pongo feliz, como cuando florece cualquiera de las que habitan mi casa. Pero también me da tristeza o nostalgia o saudade o morriña. Me acuerdo de JI. Es inevitable. Ella me la regaló hace, calculo, unas tres décadas. Ya vivía yo sola, en mi departamentito de Petén 149. Pasamos un fin de año juntas, lejos de familias y exnovios, en Cholula. En Puebla compramos sendas macetas de talavera. Y en la mía, ella me plantó la violeta de flores color vino, hija, quizás, de alguna de las suyas.

Yo creo que fue la primera violeta que tuve. Ya casada y con Santiago pequeño, allá en la casa de Hortensia, recuerdo que la trasplanté (a instancias de Adrián), junto a otras plantas, a una maceta grande, que vivía en una especie de terraza interna. Por poco se muere, pero logramos salvarla. La maceta de talavera todavía existe también, pero con una violeta de flores color rosa oscuro y blanco, regalo de otra amiga. La de flores vino se mudó a una maceta más grande, color crema. Ambas viven en la parte superior de un librero, para evitar los ataques de mi Khandro.

Sospecho que no es la planta original, sino otra descendiente, pero a mí me trae a JI a la mente. Es inevitable. Recuerdo la época en que éramos amigas. Recuerdo nuestros viajes y nuestras pláticas. Recuerdo la convivencia entre nuestros hijos. Recuerdo que nos queríamos y recuerdo que nos dejamos de querer. O nos distanciamos. O nos dejamos de entender. Recuerdo que a veces me costaba relacionarme con ella, pero el cariño ganaba, hasta que no ganó. Y dejamos de hablarnos.

Todo esto pasa cuando florece la violeta de flores color vino. Pero a la tristeza le sigue ganando la ilusión por verla viva y florecida.

A veces se acaban las amistades, pero quedan las flores.


5 comentarios:

  1. Muchas veces solo queda abrazar los regalos que deja una relación🤷

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    1. Que ya es mucho, digo yo, si al mismo tiempo nos damos la oportunidad de soltar...

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  2. Existimos en la impermanencia de la vida.

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  3. Y en FB comentaron Evelyn y Natasha:

    ...y a veces las amistades regresan. 🙂 —dijo la primera.

    Siempre mantengo la ilusoria esperanza… —dijo la segunda.

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