martes, 16 de agosto de 2022

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Estos serían los años que cumpliría hoy mi papá. Pero se quedó muy lejos, como él quería (le aterraba la vejez). En 8 ocasiones más he escrito sobre su cumpleaños en este blog (1, 2345, 678). No lo hago cada año, pero cada 16 de agosto lo pienso, lo recuerdo, lo extraño y me peleo un pelín con él. 

Hace unos días, en pleno coronaislamiento, leía La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero (supongo que te gustaba, pa). Para abrir el libro, dice ella: "Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos, y con ello me refiero a la muerte de mis seres queridos". Yo, por fortuna, tuve un hijo, pero el papel de mis muertos sigue siendo primordial. 

Mis muertos se han vuelto aniversarios y aparecen con cierta regularidad en mis textos. Las apariciones de mi papá son probablemente las menos uniforme porque el recuerdo de mi relación con él es el más agridulce, el más claroscuro. Hoy mismo, no estaba segura de estar de humor para escribir sobre él. Entonces, me puse a ver textos de años anteriores, me conecté con el sentimiento (me sacaron la lagrimita, como dice mi hijo, y heme aquí.

Yo, a mi papá, lo adoré años. Aprendí de él el gusto enorme por la literatura, el cine, la música (aunque nunca pude conectarme con la ópera como él lo hacía)y el teatro, sobre todo el musical de Broadway, adonde fuimos juntos (con mi hermano y mi mamá) un par de veces. 

Yo, a mi papá, no he terminado de perdonarle el abandono ni el abuso. Pero lo intento un poco cada día.

Yo, a mi papá, me encantaría verlo un rato. Pasear, quizá, por Madrid, que tanto le gustaba. Detenernos en algún bar a tomar unas tapas (tortilla de patata, calamares a la romana) y beber, qué sé yo, un vermú o un tequila. Ir a alguna exposición en la Fundación Mapfre, por ejemplo, como la de Giacometti y Rodin que habría disfrutado muchísimo, y cerrar con una función especial de, digamos, Mientras dure la guerra, que estoy segura le habría encantado.

Yo, a mi papá, hoy le dejo un fragmento del barrio madrileño de Serrano, tomado cuando estaba a punto de iniciar el verano del 2020 y yo anduve por ahí en una consulta oftalmológica:





















Ojalá hayas encontrado, pa, encuentres, la paz que te fue tan escurridiza en vida.
Te quiero.

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