miércoles, 18 de diciembre de 2024

Invitada: Pema Chödrön


Si una experiencia es placentera o agradable, solemos querer asirla y hacerla durar. Tenemos miedo de que termine. No tendemos a compartirla. Las enseñanzas de lojong* nos alientan, si disfrutamos lo que estamos viviendo, a pensar en otras personas y desear que sientan lo mismo. Comparte la riqueza. Sé generoso con tu dicha. Despréndete de lo que más quieres. Sé generoso con tus conocimientos y deleites. En lugar de temer que se te vayan a escapar y aferrarte a ellos, compártelos. 

*práctica de entrenamiento mental en la tradición budista 
tibetana basada en un conjunto de aforismos formulados en el Tíbet en el siglo XII por Chekawa Yeshe Dorje


luces navideñas de paso

















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Qué significa ser extranjero, extranjera


What does it mean to be foreign.
Foreign, extranjero. Yo me sentí extranjera desde que nací. Quizá fue la bienvenida al mundo cuando el pediatra, el Dr. Palacios, por tranquilizar a mi mamá, intentó cortarme la tripita que quedaba colgando del cordón umbilical y se llevó de paso medio muslo. Bueno, no me arrancó el muslo, pero lo abrió dejando una cortada que, al cicatrizar, tomó la forma de un ángel. "La prima de la cicatriz" decía Jean Louis de mí. Y esa cicatriz fue como la marca de ser foreign, de ser extranjera, de no pertenecer del todo, de haber llegado al lugar equivocado. Como en la foto que me acabo de encontrar en el instagram de Maricarmen donde celebra al tío Patí, otro nombre para mi primo Jean Louis, y dice que viene del baúl de los recuerdos. Está Jean Louis al centro; a su derecha una Maricarmen de 7 u 8 años y a su izquierda una Marialuisa de 6 o 7, junto a una Natalia de más o menos la edad entre las dos Marías, que eran (son) hermanas. Las tres vestiditas de fiesta. Las Marías con vestidos de terciopelo y cintas o brillitos. Natalia, más moderna. Y en el borde izquierdo hay una mujer, ¿niña?, ¿muchacha? ¿adolescente? de unos 14 años, vestida con una suéter-blusa pegada color rojo encendido y con cuello de tortuga. Cuelga un collar que creo que eran diamonds by the yard (de los falsos) y se ve la parte de arriba de una falda ajustada a la cintura y luego abombada, de una tela a cuadros de colores verde, rojo y blanco: todo muy navideño. No mira a la cámara y en sus ojos se adivina una mezcla de sorpresa, miedo y resignación y la plena conciencia, quizá inconsciente, de estar en el lugar equivocado, de no pertenecer. Lleva el pelo muy corto y peinado para atrás como una señora y se le ve una frente enorme como un ventanal. A su izquierda está un árbol de navidad muy decorado y detrás de Jean Louis el famosísimo mueble de las soperas de mi papá. Es mi casa de niña, es navidad, y yo soy la mujer de rojo.




Me encontré esta foto en el instagram de una prima antes sobrina hace como una semana durante el retiro de meditación y escritura con Natalie Goldberg. La imagen se coló en uno de los textos que escribí entonces y hoy abre este entrada.

Lo que ese texto no dice es que cuando encontré la foto, me tomó un momento reconocerme, y me sorprendió/dolió que ni las leyendas que la acompañaban ("Del baúl de los recuerdos" y "Nuestro querido Patí") reconocieran mi presencia. Y, sí, admito que a veces me paso de sensible, pero encontrarme con una imagen de mí misma de hace unos 47 años sin ningún tipo de advertencia en un lugar público me reconectó con mi extranjería, con la sensación que muchos años tuve de ser invisible, de no ser vista y, a veces, de rehuir a serlo.

El texto tampoco indaga en quién pudo haber tomado la foto (¿mi papá? ¿otra primo? ¿la pareja de Jean Louis?) ni repara en lo que ahora me parece curioso: Jean Louis/Patí y Maricarmen miran al fotógrafo o fotógrafa, él con conciencia y ella juguetona. Natalia y Marialuisa miran a alguien que está a la derecha fuera del encuadre (¿su abuela, quizás?) y yo, aunque miro hacia adelante, tengo la mirada bastante perdida. Creo que mi disociación tenía que ver con la apariencia de familia feliz que todos debíamos tener ese día (la Nochebuena), engalanados y emperifollados con nuestra mejores prendas, y las tormentas emocionales y toxicidades que subyacían a esa apariencia: todos éramos expertos en negarlas o estábamos aprendiendo a hacerlo.

Y el texto tampoco alcanczó a adentrarse en las navidades en casa de mis papás, tema que daría para varios textos y subtextos y supratextos. Quizá llegue a ellos en estos días o en otros. Baste por ahora consignar que no solo encontrarme conmigo misma hace 47 fue sorprendente, sino que también tuvo su toque perturbador encontrarme con ese trozo de la casa de mis papás: la esquina del comedor donde se ponía un enorme árbol de navidad, las cortinas hasta el piso cubriendo la ventana que daba al jardín detrás del edificio y la colección (una más de tantas) de soperas de mi papá, incluidas las compradas, las heredadas y quizá alguna robada (dentro del propio ámbito familiar).

Así se cuela el pasado en el presente en este mes de diciembre.
Veremos qué más nos depara el destino.

sábado, 7 de diciembre de 2024

Tell us what's in front of you


Day 1 of writing practice retreat
 
My laptop with Natalie on the screen and on top of her the little squares with the other zoom participants. A bunch of stickers next to the computer's keyboard: la fiera meditating, a female skeleton (with blue hair adorned with a conch shell and a starfish) coming out of the mouth of a big green fish, a woman dressed in black with a strange thingy like a tiara made up of monkeys on her hair and a rhinestone at the top of her hairdo, a white jar with a purplish label and a pair of green leaves. Next to my computer is my small pink digital CANON camera and a small green bowl in the form of a one-eyed moster holding a fork and a used red English Breakfast tea-bag. Next to it is my red muy with Saramago's signature across it in white. A used white paper tissue lies in front of an old and battered orange and black eyeglasses case. There is a pair of white speakers, one on each side of the laptop. Also a collection of different colored-pens, scattered on the table: blue, purple, black, green, red, light blue, along with another one in the form of a cat and another in the form of a bunny. My Monet mug with a pointing of an impressionist London holds still more pens: purple and pink, and markers. There's another mug, white with grey letters, from a university in Lithuania, that holds more pens, a dark blue fan and a very old 15-centimeters long wooden ruler. There's a plastic bottle with water to be sprinkled at any of my two cats, especially the new one, if they misbehave, an external dark grey and black mouse for my computer on the left, next to an old used white paper napkin.














Day 3 of writing practice retreat

jueves, 28 de noviembre de 2024

Invitado: Thrangu Rinpoché


Cuando, en medio del surgimiento del enojo, ves y experimentas su vacuidad directamente, entonces se pacifica naturalmente. Esto funciona con cualquier otro tipo de sufrmiento, o con cualquiera de las otras kleshas* también. Es simplemente el reconocimiento de que en realidad no hay nada ahí. 

Este es el camino del reconocimiento de la naturaleza de las kleshas.*

*Klesha es un término sánscrito que se refiere a los estados mentales afligidos, entre los cuales los 3 principales son el enojo, el apego y la ignorancia. (N. de la T.)


apariencia / vacuidad
siluetas matutinas

Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Invitado: Dzongsar Jamyang Khyentse Rinpoché


El pánico es casi como una coyuntura crítica. Es durante el pánico que desarrollas ya sea un nuevo hábito malo o un muy buen hábito, como un buen hallazgo. El pánico es una bendición... Creo que el pánico te deja tan desnudo, tan vulnerable; y cuando estás tan vulnerable, es una muy buena oportunidad . Es esta vulnerabilidad parcial: esta es una maldición, te lo digo. Porque siempre te da algún tipo de esperanza ciega y estúpida; siempre hay algunos barandales estupidos de los cuales puedes agarrarte. Pero cuando no hay nada de lo cual agarrarnos, entonces es una buena oportunidad para enfrentar la ausencia de referencia. 

Enseñanzas sobre bardo y aspiración, Río (Brasil), 2014



Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Día de mi tía Olga


Me fui al diccionario en busca de apoyo para hablar de mi tía Olga, que hoy cumpliría 109 años.

(No puedo evitar acordarme de un juego de palabras y números que hacíamos cuando era chica —en los primeros años de la primaria cuando fuimos descubriendo el universo de los símbolos— que era una respuesta a la pregunta "¿Cómo te sientes?". Yo, y mis amigos supongo, escribíamos: Me 109 cita [o Me 109 cito según nuestro género] y nos sentíamos soñadas o soñados). 

Bueno, el caso es que en el diccionario busqué las palabras "amparo" (segundo nombre de mi tía Olga), que me llevo a "amparar", que me llevó a "refugio", que me llevó a "refugiar", pero ninguna de las definiciones se acercó a lo que yo sentía cuando estaba cerca de mi tía Olga. Al final, caí en "guarecer", que aunque como palabra no me gusta tanto (y menos aún su sustantivo "guarida"), sí que se acerca más a mi sensación, sobre todo en dos de sus acepciones:
1. tr. Acoger a alguienponerlo a cubierto de persecuciones o de ataquespreservarlo de algún mal y
6. prnl. Refugiarse en alguna parte para librarse de un daño, o de las inclemencias del tiempo.

Y sí, yo me sentía guarecida cuando me quedaba en la mesa de la terraza de la casa de Jalisco 222 antes 800 en la colonia Las Palmas de Cuernavaca, jugando canasta con mi tía o cuando me guarecía en su departamento, el 301 del 704 de Avenida Coyoacán, casi esquina con Eugenia (el Eje Vial número 5) en la colonia Del Valle, leyendo el Tele*Guía a escondidas en su cuarto, comiéndome una tostada de pollo con su incomparable salsa verde (hecha con el tomate crudo) y un vaso de coca cola, o merendando un café con leche grande, acompañado, quizás, de un sándwich o un pan dulce.

¿De qué me guarecía mi tía? De la confusión y el abuso. Del silencio y la carencia emocional. De la locura y la doble moral. De las mentiras y la violencia que suponen. Del miedo y la inseguridad. De las inclemencias familiares, pues.

Mi tía me acogía con naturalidad total, espontánea y amorosamente, no sé si con plena conciencia o sabiendo intuitivamente lo que yo necesitaba, lo que para mí significaba ese espacio seguro que me brindaba. A mi mamá también se lo ofreció de niña y de adulta y probablemente la sostuvo más de lo que cualquiera se daba cuenta. Quizá por ello mi papá la quería tanto también y la respetaba. Aunque mi hermano compartía muchos de esos espacios familiares, no me parece que el vínculo con él haya sido tan medular, pero una nunca sabe (ni sabré).

Tampoco puedo dejar de pensar que probablemente la entristecería saber del distanciamiento entre su hija Olga Adelaida (Olguita) y yo, pero mejor que no lo haya atestiguado. Y aunque mi tía ya no esté en persona cerca de mí, ese amparo/refugio/guarida que fue para mí durante tantos años sigue siendo y será un fundamento/base/apoyo de mi cordura y de mi (mayor o menor) madurez emocional.

Como siempre, tía, te extraño, te conjuro, te convoco, te pienso, te amo y te dejo por aquí estas hermosas flores blancas con una pincelada de rojo que me encontré caminando por la calle hace un par de día. Así te celebro y te deseo felicidad mucha, amor mucho y que hayas trascendido (o estés trascendiendo) el sufrimiento:






 

sábado, 23 de noviembre de 2024

Día de doña T


Hoy ha sido el día de doña T, cuando pienso en ella en especial aunque se cuele en muchos otros momentos del año, sobre todo cuando visitamos a mi comadre en la casa que compartieron en Chimal, primero al lado de don Pepe y luego ellas dos.

Cuando pienso en doña T, me acuerdo de cómo le gustaba escuchar más que hablar, pero cuando hablaba era contundente. Me acuerdo que nos sentábamos en su cuarto a ver alguna película y se echaba a Almodóvar como si nada. Me acuerdo que no comía mariscos, a raíz de alguno que le cayó mal, y que no le gustaban las aceitunas. 

Con doña T bebíamos el té de la casa (una mezcla de té limón y flor de azahar, más del primero que de la segunda), aunque no sé a quién se le ocurrió la mezcla relajante, perfecta para antes de dormir. No jugaba cartas con nosotros, pero nos acompañaba desde su cuarto. Cuando empezaba a enfriar el clima se cuidaba, siempre de chaleco o chal y cada navidad o reyes nos dábamos regalos, tradición que continuamos con María Eugenia, y ahora con Yare, que no conoció a doña T, pero se siente como si sí. 

A doña T, Santiago de muy pequeño, la invitó a echarse una marometa cuando se quedó un rato con ella, mientras su papá y yo visitábamos la iglesia del pueblo, donde se bautizó sor Juana, guiados por la arqui, o sea, mi comadre María Eugenia. No se echó la marometa, pero lo cuidó mientras no estábamos. 

Con doña T, fuimos a alguna celebración en casa de mi tía Marisa, sus 89 y quizás sus 90, y ella y sus hijas eran la familia que me sostenía en presencia de la familia que no me había sostenido demasiado. Recuerdo a doña T, y a María Eugenia, visitándonos en  la calle de Narciso tras el nacimiento de Santiago, cuando yo no paraba de llorar y las recuerdo al pendiente nuestro, siempre. Fueron las primeras en llegar, junto con Graciela, la abuela paterna de Santiago, para celebrar el primer año de nuestro chilpayate. 

Así nuestra vida entretejida con la de doña Teresa, nuestra familia más allá de los lazos de sangre. Le agradezco siempre su compañía y su solidaridad, su sonrisa discreta y sus palabras precisas.

Y hoy, en el aniversario del día que murió (al que llego rayando, pero llego) le dejo mi cariño todo y esta foto del volcán, que tomé desde su casa donde se vuelve a ver (con árbol y fumarola y los primeros rayos del amanecer) desde la ventana de la escalera. No sé si lo consideraba suyo, pero fue compañía constante durante todos sus años en Chimal:



Ojalá esté, doña T, en el camino claro hacia la felicidad duradera. 


viernes, 22 de noviembre de 2024

Día de Marta Cecilia

 

Hoy se celebra a santa Cecilia y yo pienso en mi mamá, cuyo segundo nombre era el de la santa patrona de la música, supongo que por haber nacido un día como hoy.. No recuerdo que nadie la llamara así. Su primer nombre fue el que usó toda la vida: Marta sin hache, quizás Martita para mi tía Olga y otras tías, Martucha me suena también pero ni idea quién le podría haber dicho así.

Escucho la "Fantasía para un gentil hombre" de Joaquín Rodrigo que también nació en un día como hoy, según explica El Coleccionista. No creo que esto a mi mamá le hubiera importado demasiado. A mi papá, quizás. Ya pasó el "Himno a Santa Cecilia" de Benjamin Britten, que abrió la programación de hoy y que no pude escuchar completo.

Hoy mi mamá hubiera cumplido 90 años, como los cumplió Khenpo Rinpoché el pasado marzo, como los hubiera cumplido también mi papá el pasado 16 de agosto. 

Hoy es un día más de un otoño que no ha sido fácil y se me mezclan las emociones: el anhelo y el extrañamiento con la sensación de carencia y hueco. Para complicar un poco más las cosas, mi gata Khandro, una señora gata de 9 años, tampoco la está pasando bien desde que se me ocurrió adoptar a una gatita de una año, Luna que se iba quedar sin casa tras haber criado a tres gatitos. La Khandro está inquieta, estresada y muy descontenta con la nueva inquilina. Al principio, la Luna no le hacía caso, pero ahora están más en modo enfrentamiento (que no ha pasado de un zarpazo al aire por parte de la Khandro), pero que a mí también me tiene inquieta, estresada y preguntándome cómo gestionar la situación.

En fin, que esto no tiene nada que ver con mi mamá y ni siquiera me imagino una plática con ella en que se lo contara. Dejamos de hablar hace tantos años que ya no me acuerdo cómo era. 

La celebración del día del músico en El Coleccionista cierra hoy con la obra "Para Santa Cecilia, oda ceremonial" de Gerald Finzi. Y yo cierro esta entrada para el día de mi mamá, extrañándola y deseándole paz, tranquilidad, amor.

Y compartiéndole las violetas que estaban en botón hace unos días y que hoy están plenamente abiertas:














Te quiero, ma.


jueves, 21 de noviembre de 2024

Invitado: Dzogchen Ponlop Rinpoché

 

EL FLUJO


No encuentro ningún lugar
Dondo no haya viento
Así que oigo
El sonido de este mundo divagando

Parece que no puedo descansar
Sin el movimiento de los pensamientos
Así que veo
El mundo en blanco y negro

Parece que no puedo encontrar
La mente plácida, tan espaciosa
Así que siento
El flujo de las emociones haciendo carreras

Hong Kong | 03-13-2012


Original en inglés, aquí.
Traducción al español, mía.

martes, 19 de noviembre de 2024

Día de Mausy


A 6 meses de cumplir 20 años en esta casa, en este hogar, el depa de La Arboleda, pienso, como siempre en esta fecha, en Mausy, gracias a quien Santiago y yo tenemos este espacio que llamamos nuestro.

Hoy recuerdo y celebro a la tía a quien nunca le dije tía compartiendo estas fotos de tres habitantes vegetales de mi hogar, cuando están a punto de florear. Tres violetas con sendos botones. Dos de ellas son hijas de otras que ya no están pero que están en sus descendientes; la otra llegó de Salto Chico donde la encontré medio abandonada.




















Y estas otras de tres violetas con flores abiertas en pleno.
Todas hijas regalo de plantas madres cultivadas por otras manos:


















Gracias, Mausy, por regalarnos un espacio donde florece la belleza.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Invitado: Chögyam Trungpa Rinpoché


Buda no se puede evitar. Buda está en todas partes.  Las posibilidades para la iluminación están por todos lados. Ya sea que te vayas a casar mañana, ya sea que vayas a morir mañana, lo que sea que puedas sentir, esa cualidad despierta familiar está en todas partes, todo el tiempo. Desde este punto de vista, todo es una huella de Buda, cualquier cosa que suceda, ya sea que la consideremos sublime o ridícula. Todo lo que hacemos —respirar, tirarnos un pedo, que los mosquitos nos piquen, tener ideas fantásticas acerca de la realidad, pensar pensamientos inteligentes, jalarle al excusado—, lo que sea que ocurra es una huella. 


on the road


Original en inglés y fuente, aquí. 


lunes, 11 de noviembre de 2024

Invitado: Ajahn Chah


Hay un millón de maneras de practicar el Dhamma.* Las cosas que se pueden decir sobre la meditación no tienen fin. Hay tantas cosas que nos pueden hacer dudar. Solo sigue barriéndolas, entonces ¡no hay más duda! Cuando tenemos un entendimiento correcto como este, no importa dónde nos sentemos o caminemos, hay paz y soltura. Donde sea que meditemos, ese es el lugar al que traes tu conciencia. No sostengas que uno solo medita mientras está sentado o caminando. Todo y en todas partes es nuestra práctica. Hay conciencia todo el tiempo. Hay atención plena todo el tiempo. Podemos ver el nacimiento y la muerte de la mente y del cuerpo todo el tiempo y no dejamos que nos agobie el corazón.  Suéltalos constantemente. Si llega el amor, déjalo volver a su hogar. Si llega la codicia, déjala volver a su hogar. Si llega el enojo, déjalo volver a su hogar. ¡Síguelos! ¿Dónde viven? Luego escóltalos allá. No te quedes con nada. Si practicas así, eres como una casa vacía. O, explicado de otro modo, este es un corazón vacío, un corazón vacío y libre de todo mal. Lo llamamos un "corazón vacío", pero no está vacío como si no hubiera nada, está vacío de mal, pero lleno de sabiduría. Entonces lo que sea que hagas, lo harás con sabiduría. Pensarás con sabiduría. Comerás con sabiduría. Solo habrá sabiduría. 

Esta es la enseñanza para hoy y te la ofrezco a ti. 

*Equivalente pali del término sánscrito "Dharma" (N. de la T.)

 

corazones en el cielo



















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

viernes, 8 de noviembre de 2024

***** q u i n c e a ñ e r o **********

Y dice la RAE:

quinceañero, ra

1. adj. Dicho de una personaQue tiene quince años o alrededor de esa edadU. t. c. s.


Pero no dice la RAE que un blog también puede cumplir 15 años, como este, que hoy celebra su decimoquinto bloguiversario. Tampoco dice la RAE lo que cabe en 15 años: 180 meses, 9,360 semanas, 65,520 días, 1,572,480 horas, 94,348,800 minutos y 5,660,928,ooo segundos. Ni lo que cabe en un blog quinceañero: 3,398 entradas, de las cuales 3,179 (incluyendo esta) están publicadas y 219 están en borrador.

HOy hace exactamente 15 años que publiqué, a las 5:06 pm, mi primera entrada en este blog, un haikú para mi maestro, Dzogchen Ponlop Rinpoché. Entonces era domingo; hoy es viernes y la entrada se publicará después de mediodía. Hay 15 entradas más donde aparece, de uno u otro modo, Ponlop Rinpoché.

Cuando salió esa primera entrada, yo tenía 46 años y mi hijo, 13. Hoy tenemos 61 y 28. La Ñaña aún no se había mudado con nosotros y ni la Khandro ni Cleopatra, su mamá, habían nacido todavía. Hoy la Khandro tiene 9 años y la Ñaña murió hace 4. La Luna, nueva integrante de la familia, llegará mañana 9 después de su paso por el veterinario.

Podría seguir haciendo cuentas, pero no acabaría.

Sí puedo enumerar algunas cosas más contenidas en estos 15 años de blog: los días de pandemia y confinamiento en Madrid (muchos se llaman "HOy"); examores, examantes, exparejas (Rex, Adrián, H, R, jri); paseos por Barcelona en pandemia después del confinamiento; algunas cartas; muchas muchas muchas imágenes y muchas muchas citas de maestros budistas en mis traducciones; ofrendas de muertos y muertos amados (Dasha, Judy, mi suegra, mis papás, mi tía Marisa, mi tía Olga, Mausy, doña T); amigues y examigues (J, Mariaeugenia, L, N, B, Ángeles, Pili); recuerdos de infancia e historias cotidianas; amaneceres, atardeceres, otoños; nubes, lunas, soles, eclipses, el mar; sueños, pesadillas, anhelos, listas de cosas de colores diferentes; cumpleaños de los vivos y cumpleaños de los muertos; pérdidas, llantos, enfermedades; alegrías, risas y sanaciones; reconciliaciones y reflexiones más o menos existenciales (quizás más bien azotes); efemérides y definiciones del diccionario, doña Cirila y el festival Miquixtli de hace un año; variedad de insectos (mayates, escarabajos, catarinas, mantis religiosas, chapulines, avispas, abejas, arañas) y animales de mayor envergadura (gatos, perros); mi gente (Santiago, Yare, Frida, Joana...); doña Pina y su balcón (y su gato Parsimonia de cuando era niña)...

Alguna vez alguien me sugirió monetizar mi blog y le dije que no. El blog, el ámbito de estos reflejos que juegan, es un espacio de libertad total (en la medida en que la libertad puede ser total) donde hago lo que se me da la gana (en el mejor sentido de la frase). Qué necesidad, pues, de atarlo a nada.

Y como cada año que celebro el bloguiversario, va mi gratitud toda a quienes se pasean por aquí (con o sin nombre) y leen y comentan y hasta comparten lo que se encuentran. Sin ustedes, espejos de mis entradas, espejos de mí mirada, este espacio carecería de sentido. 

Cierro hoy con cuatro (aunque me gusten más los números nones) imágenes recientes: una luna creciente y roja, una violeta morado claro que solía florear en enero y ahora (su tercera vez) lo está haciendo en noviembre, una araña con tocado amarillo visitante otoñal recurrente, y el amanecer de hoy:





















Y a por los dieciséis...

lunes, 4 de noviembre de 2024

Día de Muertos 10



Con cempasúchiles y cerillitos recibí a mis muertos este año y con un altar minimalista: 2 veladoras, un vasito de agua (por aquello de la sed y el viaje) y un platito con sal (por aquello de la purificación y la preservación). Pensé que eran los dos elementos más importantes junto a las flores (puente para conectar a los vivos y los muertos y guía aromática para el regreso de los segundos) y la luz de la velas (guía luminosa y recordatorio de que la vida y la muerte son parte de un ciclo continuo). Estaba mi muerte vestida de novia, que siempre está, y mi Buda viajero, para invocar la compasión y la sabiduría. Invité, además, a mi minina Ñaña que es parte del altar desde aquel que monté en casa de Joana en Barcelona y un armadillo de esos que mueven la cabeza por si alguien se perdía en el camino (me pareció que sería un buen acompañante). Este año no hubo fotos ni otras comidas ni tampoco colaboración en el montado de la ofrenda. Encendí un incienso para honrar a mis muertos 
y medité mientras venían en camino, el 31, que salimos a Chimal.




Allá, por fortuna, mi comadre, como cada año, había montado el altar con todas las de la ley. Además de lo mismo que yo había puesto, ella tenía juguetitos para los muertos niños, que llegaron el 31, y  comida para los grandes (doña Macha, doña T y don Pepe) que llegaron ayer: camote y guayabas en dulce, fruta, tamales, pan de muerto y a las 3 en punto del día primero de noviembre, les llevamos arroz blanco con verduritas, mole rojo, frijoles y un chayote espinudo. Adrián llegó un pelín más tarde porque no encontrábamos su foto, pero llegó y le pusimos, además, unas ciruelas de las de hueso grande que creo recordar que le gustaban. También andaban por ahí la Chara y el Bon, perra y gato consentidos de Chimal. Hubo cohetes para recibirlos a todos y también tequila (para doña T y para Adrián) y mezcal y anís (que eran de don Pepe). 




Me tocó a mí despedirlos a las 3 en punto del mero 2, acompañados por el sonido de las campanas de la iglesia, mientras María Eugenia, Yare y Santiago andaban en el panteón llevándoles flores a los papás de mi comadre.



Así una visita más de nuestros muertos.
Un recordatorio del ciclo de la vida.
Y de la muerte.
Y de nuestra danza continua entre las dos.

lunes, 28 de octubre de 2024

Invitado: Chamtrul Rinpoché


Todo lo que está hecho de partes está cambiando constantemente, como nuestro cuerpo, posesiones y relaciones. Y un día, estas partes se separarán unas de otras.

Entre más profundamente podamos aceptar este hecho de la realidad, más débil será nuestro apego. Por lo tanto, menor será nuestro sufrimiento cuando esto suceda.


balcón de jalogüin
Original en inglés y fuente, aquí.

miércoles, 23 de octubre de 2024

o.f.i.c.i.a.l

Quién diría que esta palabra resultaría tan interesante. La RAE propone 13 acepciones, 8 diferentes tipos (señalados por sus modificadores directos o indirectos) y una locución verbal coloquial que voy a compartir de una vez por aquí:

ser alguien buen oficial

1. loc. verb. coloq. Tener habilidad o inteligencia en cualquier materia.


Porque todos podemos serlo, ¿no? Además, incluye dos enlaces donde combina el vocablo con "enseñanza" y con "hora".

También señala que hay forma masculina y femenina (oficial, la)* y consigna el origen y la particularidad en el uso del femenino:

Del lat. tardío officiālis 'propio del deber', 'oficioso', 'ministro, oficial'.

La forma oficiala, solo en aceps. 6-8, en las que se usa t. oficial para el f.



Lo que hoy me ocupa aquí, está incluido en la primera acepción:

1. adj. Que emana de la autoridad del EstadoDocumentolenguanoticia oficial.

Sin.:
  • estatalgubernamental.

Y es que hace ya más de un mes que soy "oficialmente" vieja, o sea, integrante selecta de la tercera edad o persona adulta mayor. Antes de 1979, no habría habido tal oficialización. Y a partir de ese año y hasta 2002 la etiqueta hubiera sido de miembro de la senectud. A mí, en realidad, me gustaba más aquello de INSEN (Instituto Nacional de la Senectud) porque no intentaba endulzar ni esconder la realidad, pero bueno, es indudable la vocación por el eufemismo (definido por la RAE como "una manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante": sí, ya sé, da para otra entrada larga, dura y malsonante) que tenemos como sociedad, como si nos protegieran de las cosas como son.

En el momento de su fundación, el instituto pertenecía a la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública, hasta que en el 2002 cambió su nombre a INAPLEN (Instituto Nacional de las Personas en Plenitud), eufemismo en plenitud,  y pasó a ser parte de la Secretaría de Desarrollo (no se le fuera a considerar una enfermedad). Ese mismo año se le bajó una rayita al lente rosa y pasó a llamarse INAPAM (Instituto Nacional de la Personas Adultas Mayores), como se sigue llamando hasta el día de hoy, una suerte de pacto entre lo negro y lo rosa.

Yo cumplí 60 años el año pasado, pero entonces me negué a sacar mi credencial del INAPAM, en un intento, vacuo claro, de evitar la llegada al sexto piso. Sin embargo, pedí que me organizaran una fiesta para celebrarla con bombo y platillo. Mi amiga Á hizo lo contrario: sacó su credencial al día siguiente de su sexagésimo cumpleaños (y como se ve mucho más joven, para entrar a un balneario un tiempo después de la pidieron pues no creyeron que ya tuviera esa edad), pero la celebración se le quedó pendiente.


los se.sen.ta
entre brazos amados


Pues eso, que cada quien hace lo mejor que puede para enfrentarse al paso inexorable del tiempo.

*Aquí uno de los sueños de Christina Onassis, según Joaquín Sabina, ser oficiala en una peluquería (primer lugar donde escuché y bailé el término en femenino, allá en los 80, en mis años de facultad):