viernes, 23 de julio de 2021

Invitado: Dilgo Khyentse Rinpoché


Trascendiendo   la   prisión   de   las   apariencias


En el corazón del invierno, el frío congela los lagos y los ríos; el agua se hace tan sólida que puede sostener hombres, bestias y carros. A medida que se acerca la primavera, la tierra y el agua se calientan y se descongelan. 

¿Qué queda, entonces, de la dureza del hielo? El agua es suave y fluida, el hielo es duro y cortante, así que no podemos decir que sean idénticos; pero tampoco podemos decir que sean diferentes porque el hielo es solo agua solidificada y el agua es solo hielo derretido. 

Lo mismo es válido para nuestra percepción del mundo que nos rodea. Estar apegados a la realidad de los fenómenos, estar atormentados por la atracción y la repulsión, por el placer y el dolor, por la ganancia y la pérdida, por la fama y el anonimato, por el elogio y la culpa, crea una solidez en la mente. 

Lo que tenemos que hacer, por lo tanto, es derretir el hielo de los conceptos en el agua viva de la libertad interna. 
















Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

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