domingo, 27 de febrero de 2022

Historia de un tobillo

 tobillo

Del lat. vulg. *tubellum, dim. de tuber 'protuberancia'.

1. m. Parte del cuerpo humano en donde se articula el pie con la piernaSe puso una pulsera en el tobillo.

2. m. Anat. Protuberancia de la tibia y del peroné que sobresalen respectivamente en el lado interno y externo del tobillo.

hasta el tobillo

1. loc. adv. coloq. U. para ponderar lo encharcado que está el suelo por donde se anda.


Hace tiempo que no visitaba el diccionario de la RAE para iniciar una entrada y siempre es divertido. Quién diría que "tobillo" viene del diminutivo latino para protuberancia. Y menos sabía yo que los dos huesos de la pierna son quienes se asoman por mi tobillo: la tibia por dentro y el peroné por fuera. Y yo sin reconocerlos.

Mis tobillos, uno u otro, han aparecido por este espacio en 4 ocasiones  (en 2013, en 2015, en 2016 y en 2019). En mi vida, me los he torcido, uno u otro (aunque creo que más el derecho) infinidad de veces. Pero hacía bastante tiempo (un par de años de menos) que no me sucedía. Hasta que hace dos días, volví a dar un mal paso, con un escalón de por medio que se me volvió invisible, y aunque por fortuna no llegué a caer, sino que giré como pirinola hasta volver a agarrar la vertical, mi tobillo derecho se llevó una buena torcedura.

Lo primero que hice una vez repuesta del modo peonza y una vez que el dolor más fuerte había bajado fue seguir el consejo que Graciela, mi suegra, me dio hace años: pisa fuerte sobre el pie torcido y eso ayudará (a que cure más rápido, a que no se inflame tanto, quién sabe]. A ella se lo había dado un ortopedistas, le había funcionado y a mí también. Después seguí con las actividades planeadas y ya en la tarde en mi casa, la inflamación y el dolor no me dejaban moverme mucho. [No puedo comprobar si el consejo ortopédico mejoró o empeoró las cosas.]

Me acordé del aquel cuento chino donde la percepción de lo que les va sucediendo al protagonista y a su hijo (una pierna rota, por ejemplo) va cambiando de algo bueno a malo, o viceversa, según las circunstancias.

Así este esguince. Me dolía, sí. Se inflamaba, sí. Me costaba caminar, sí. Pero en el respiro que me dio (no había más que bajarle al ritmo), mi hijo propuso quedarse en mi casa para ayudarme y acompañarme. Un día. Y luego otro. Y fue súper rico compartir como en los viejos tiempos, sabiendo que son los nuevos tiempos. 

Pude también ver mi mente catastrófica, que se azota y piensa que no me voy a curar nunca, que es más grave de lo que parece, y soltarla en la certeza de que todo pasa y de que no tenía por qué cancelar todas mis actividades, sino simplemente cuidarme. Se trataba de un percance, mínimo en realidad, y no hacía falto hacerlo más grande.

Hoy, la protuberancia ha vuelto a su tamaño casi normal, aunque sigue pintada de morado, verde y amarillo.

Y la vida sigue. Sigue siempre.


2 comentarios:

  1. Recupérate pronto, urge vernos.
    Espero no haya próxima pero lo mejor, comprobado, es: sin quitarte el zapato, metes el pie en agua con hielos (que lo cubra). Duele a madres, lo sacas y vuelves a meterlo. Así durante 15 min el mayor tiempo posible. tres veces en el día.
    Esto detiene la inflamación.
    Abrazos

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    1. Ya casi estoy bien (queda el moretón). Espero no tener que probar la recomendación en mucho tiempo, pero la tendré en cuenta. Abrazos de vuelta.

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