sábado, 23 de diciembre de 2023

sueños.encontrados.


Hace 2 noches tuve 2 sueños que despertaron sentimientos encontrados.

Primero, una pesadilla:
Estaba yo en medio de una situación que giraba alrededor de un asesino serial. Era como una serie (sí, me gustan las series con asesiones seriales, algunas, por lo menos), pero aquí yo lo estaba viviendo en carne propia. Había escenas diferenciadas, pero no recuerdo los detalles. Permeaba el ambiente un color azul aqua, una mezcla suave de azul y verde, turquesa creo que se diría con más precisión en español. Por fortuna, la pesadilla, que me había llevado a intentar escaparme sin éxito, se mezcló con ganas de ir al baño, lo cual me hizo ir despertando muy poco a poco, como si tuviera que nadar desde el fondo de una suerte de lago, profundo y oscuro, hasta la superficie, haciendo mucho esfuerzo, como si unas algas o unos tentáculos me agarraran las extremidades. Sabía que debía despertar, moverme y luego cambiar de posición al retomar el sueño, o la pesadilla se reanudaría.

Al final logré despertar, ir al baño, regresar a la cama y volverme a dormir. 

Segundo, un sueño mucho más luminoso:
Soñé con mi maestro, dpr: amable, inesperado y agradecido cambio de rumbo. No era una situación exenta de conflictos, aunque no recuerdo con exactitud cuáles eran los apuros. Quizá tenían que ver con inconvenientes en el lugar de la enseñanza: falta de cojines o de espacio o de lugar para la traductora o de micrófono. Tampoco recuerdo cómo o si se resolvían, pero al final, estábamos cerca del mar, un mar de día, soleado y luminoso, del cual debemos haber estado cerca todo el tiempo, aunque yo no lo supiera. Y la hija de Rinpoché nadaba feliz, sonriente y luminosa bajo el agua transparente. Él la llamaba Soraya. Y yo sabía que así no se llama y me lo decía.

Entonces desperté.

Así la mente, más o menos consciente, antes de la nochebuena.
 Pasajera, como estas nubes del atardecer reciente:






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