Todo lo que está hecho de partes está cambiando constantemente, como nuestro cuerpo, posesiones y relaciones. Y un día, estas partes se separarán unas de otras.
lunes, 28 de octubre de 2024
Invitado: Chamtrul Rinpoché
miércoles, 23 de octubre de 2024
o.f.i.c.i.a.l
1. loc. verb. coloq. Tener habilidad o inteligencia en cualquier materia.
Del lat. tardío officiālis 'propio del deber', 'oficioso', 'ministro, oficial'.
La forma oficiala, solo en aceps. 6-8, en las que se usa t. oficial para el f.
1. adj. Que emana de la autoridad del Estado. Documento, lengua, noticia oficial.
Sin.: |
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lunes, 21 de octubre de 2024
Invitado: Dilgo Khyentse Rinpoché
Si alguien te difama y te humilla, eso es simplemente el resultado de haber criticado y deshonrado a otros en el pasado, especialmente a bodhisattvas. En lugar de sentirte enojado con tales personas, deberías sentirte agradecido con ellas por darte la oportunidad de purificar tus fechorías pasadas.
En todas las circunstancias, es importante actuar de acuerdo con las enseñanzas, pero especialmente en momentos semejantes. ¿Cuál es el propósito de haber recibido enseñanzas si no las aplicas? Las circunstancias adversas son la mejor oportunidad que tendrás para poner estas enseñanzas en práctica.
viernes, 18 de octubre de 2024
Invitada: Jetsunma Tenzin Palmo
miércoles, 16 de octubre de 2024
in memoriam
Rex me visitó en México dos veces. Yo lo visité en Seattle, una, durante mi primer intensivo de Nitartha. Y cuando la visita del Karmapa, nos hospedó a Santiago, a Marisa y a mí en su casa. En Ciudad de México nos quedamos en un hotel que tenía una par de leones, viejísimos y maltrechos, en una jaula larga. Nos despertaban sus rugidos apagados. Acomodamos nuestra ropa interior en el mismo cajón cuando apenas nos conocíamos. Fue raro.
Cuando paseamos por Chapultepec, durante su primera visita, sacó fotos de un puesto de no me acuerdo qué (le encantaba tomar fotos) y nos gritonearon que pagáramos algo por las fotos. Yo no supe qué hacer y los dos nos alejamos lo más rápido que pudimos. Cuando volvíamos de una estancia en Tepoztlán, durante su segunda visita, me iba dando uvas negras en la boca mientras yo manejaba a Antuanito. En mi casa, nos preparó a Santiago y a mí unos sándwiches deliciosos de huevo revuelto. Santiago no los recuerda.
Frente a las montañas sagradas en Amatlán, bañadas por una luz de oro, coqueteamos a ritmo de tequila, hace más de 11 años y hablamos de nuances & nudity o de nudity & nuances. Fue la última vez que nos vimos.
En la Space Needle en Seattle me hizo un retrato que me encanta. Traigo al cuello la pashmina con la que Rafael me recibió cuando llegué a verlo en Morillo de Monclús. Y mientras comíamos una hamburguesa, quizá ese mismo día o quizá otro, Rex me explicó, más o menos, cómo es que no podía comprometerse con una relación (le gustaba demasiado su soledad, como le gustaban los diferentes tonos de gris en el cielo de Seattle). Yo le decía que podría haberme enamorado de él.
Rex murió mientras dormía el 8 de octubre pasado en su casa en Seattle. Yo lo supe por una amiga que compartió la noticia en feisbuc junto con un relato muy bonito de un viaje en auto que hicieron juntos. Los últimos correos electrónicos que él y yo intercambiamos fueron uno suyo de diciembre de 2019, cuando me felicitó por navidad, el nuevo año y la nueva década, y mi respuesta de enero de 2020 cuando le contesté deseándole lo mejor para el año nuevo/nueva década y celebrando que estuviéramos en contacto.
Es triste saber que no habrá más conversaciones. Ambos conservamos un sentido de conexión entre nosotros que quizá se manifieste en otra vida en otra forma. Quién sabe.
jueves, 10 de octubre de 2024
Hoy
sábado, 5 de octubre de 2024
Invitado: Dzogchen Ponlop Rinpoché
Así que aquí estamos, torturados por nuestras emociones, pero al mismo tiempo las estamos invitando. Como que nos gustan un poco: sentimos que las necesitamos. Y eso a veces se llama engaño (falsa ilusión, ignorancia), o en términos budistas, avidjya, ma-rigpa.
viernes, 4 de octubre de 2024
Otoño 11, en casa
En la radio, en El Coleccionista, suena Vivaldi, con su otoño, claro. Yo estoy en casa. Hace 4 años aún estaba del otro lado del mar, preparándome para volver, como consta aquí. Entonces me despedía de Barcelona. Hoy siento cómo el otoño de este lado del mar trae cambios más profundos en su aparente sutileza, comparado con los otoños más al norte.
La luz cae de otra manera: me deslumbra cuando trabajo de mañana en el comedor de mi casa, junto al balcón. El frescor, a veces casi frío, se une al aire y se cuela. A veces es demasiado tarde para cubrirnos. A veces, no. Hay más nubes y menos sol. Las flores amarillas empiezan a asomarse entre el pasto, en los terrenos baldíos, en las grietas de la banqueta, pero necesitan que la humedad ceda un poco más.
Se siente la presencia de los muertos acercándose. Quizá de ahí la nostalgia, mi nostalgia. Anochece mucho antes: a las 7 de la tarde ya está oscuro y no me dan ganas de dejar la casa. Ya no salgo a caminar a esa hora. Una cruz fresca de pericón resguarda la puerta de entrada a mi casa y otra preside el cofre del Antuanito: protecciones desconocidas en Madrid o Barcelona.
Sigue el otoño de Vivaldi en la radio: lento de pronto y ahora otra vez rápido, como aprovechando la energía que ha quedado del verano, antes de dar paso al frío. Recuerdo otra vez cuando fui copo de nieve en una puesta en escena de las estaciones en el Polyforum Cultural Siqueiros en la Ciudad de México, con el grupo de baile al que pertenecí dos segundos en la primaria.
Y hoy duelen un poco más las ausencias, las físicas y las emocionales, quienes han muerto y quienes solo se distanciaron o voltearon hacia otro lado. Y anuncia Ismael: Este fue El otoño, concierto en Fa mayor, de Las cuatro estaciones, RV 293 con Alison Bury y la Academia de Música Antigua.
luz otoñal en mi estudio |