sábado, 21 de agosto de 2010

Después de nadar, me preparé una pizza y me eché en el sofá a ver esa película que tanto te gusta. Recordé cómo la soledad no tiene por qué tener gusto a ausencia.

1 comentario:

  1. Me encantan los días en que la ausencia huele a presencia. Mientras, la noche se acerca presente, el alma se siente pletórico eufórico ausente...

    Db.

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