miércoles, 28 de diciembre de 2011

Invitado: Chögyam Trungpa Rinpoche

The challenge of warriorship is to live fully in the world as it is and to find within this world, with all its paradoxes, the essence of nowness. If we open our eyes, if we open our minds, if we open our hearts, we will find that this world is a magical place. It is not magical because it tricks us or changes unexpectedly into something else, but it is magical because it can be so vividly, so brilliantly.

diciembre rojo y azul

martes, 27 de diciembre de 2011

Obsesión

2. f. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente.

¿Qué más se puede decir? Esta definición que propone la RAE me parece una verdadera belleza. No encuentro mejores palabras para hablar de la manía de mi mente por traerte de vuelta una y otra vez - cuando despierto, cuando me dispongo a dormir, cuando parece que estoy pensando en otra cosa o en alguien más. Claro que el problema no es tuyo - nunca lo ha sido. Es mi rollo y solo yo puedo soltarlo. Solo con tenaz persistencia y una buena dosis de humor y de paciencia podré desactivar ese asalto continuo.

Y, por otro lado, a disfrutar del pequeño poema de la Academia que, para la vigésima tercera edición de su diccionario, optó por eliminar y sustituir por una
frase mucha más aséptica:

2. f. Idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud.

Siendo así, ya ni se antoja alimentarla...

domingo, 25 de diciembre de 2011

luna novísima
apenas perceptible
sobre el horizonte atardecido

día de navidad

el agua helada incita mi piel

en la superficie de la alberca
se reflejan
las ramas semivacías
de una jacaranda
y sus hojas minúsculas
se vuelven destellos bajo el
agua cuando el sol
las roza

el agua helada toca mi piel

las ausencias son solo ráfagas
sobre un cielo azul intenso
limpio
cantan algunas aves
y el ruido de un
aparato del
supermercado
se mezcla con el agua que aún conserva
el río en la barranca
junto a los cazahuates
en flor

el agua helada acaricia mi piel

me tiendo al sol de invierno
y entro en calor y
recuerdo
cierro los ojos
y olvido

el agua helada se evapora de mi piel

martes, 20 de diciembre de 2011

Reconciliación

Cuando mi hermano y yo éramos niños, mi mamá tenía un volkswagen - de los escarabajos estándar, que acá en México aún les decimos vochos o vochitos, de cariño. Era del año 1972 (el primero que ya no tuvo el tablero de metal), color azul muy clarito y con placas 321BHV. En la tapa de la guantera, negra y creo que metálica, mi mamá había pegado tres imanes: un pato donald, azul, un oso winnie poo, amarillo y otro en forma de libro abierto, cuyo color he olvidado. Sin embargo, recuerdo las palabras que exhibía: God grant me the serenity to accept the things I cannot change, the courage to change the things I can and the wisdom to know the difference.Yo entonces pensaba que era un pensamiento de mi mamá (no me preguntaba cómo se había materializado en forma de imán) y aunque no le daba más importancia que la meramente decorativa, de alguna forma me acompañaba en el ir y venir en el coche.

Han pasado varias décadas desde que viajábamos por la ciudad de méxico en el vochito azul. Alguna vez mi madre me prometió que el auto pasaría a mis manos cuando ella se comprara otro, pero eso nunca llegó a suceder y creo que finalmente el fiel vw acabó en las manos de un comprador, para mí desconocido. Sin embargo, hay algo de lo vivido en él que se ha hecho presente en estos días, en este fin de año. Quizás siga siendo el recuerdo de mi mamá, con el dolor y la añoranza que implica, pero también con una sensación de alivio y de reconexión que es nueva para mí, sobre todo en esta época festiva que normalmente me sienta fatal.

La palabra que más se acerca al estado en que me siento es "reconciliación". Y, claro, buscando ayuda en la RAE, resulta que "reconciliar" (puesto que reconciliación es "la acción y efecto de") es un verbo transitivo, usado también como pronominal, y significa "
volver a las amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos". Me parece, y lo digo por décadas de experiencia intentándolo y acertando casi por un proceso de ensayo y error, que el paso más importante es acordar esos ánimos desunidos dentro de uno mismo. Durante años, la falta de equilibrio interno me llevó a un desencuentro tras otro a mi alrededor. Espero que el espacio de paz que hoy experimento, impermanente por definición, constituya empero una plataforma suficiente para poder volver a las amistades con quienes la coincidencia parece haberse ido de vacaciones.

Y retomando la máxima imantada del vochito, que mucho podría tener que ver con ese balance de adentro, si pudiera escoger por lo menos una de las tres gracias, escogería la última: la sabiduría para poder distinguir entre lo que puedo cambiar y lo que no. Confío en que la serenidad y el valor los puedo conectar, practicar, manifestar, pero ser capaz de distinguir en qué circunstancia cada uno es más apto, sería una bendición. En última instancia, esta depende
también
de mí.

viernes, 16 de diciembre de 2011


para olguita, con amor y gratitud

santa adelaida

Cuando era chica y todavía vivía en casa de mis padres, y durante algunos años después de mi partida, ellos me celebraban "mi santo" el 16 de diciembre. Decían que a falta de una Santa Adela (para convertirme en la cual carezco completamente de inspiración), lo más cercano era el día de Santa Adelaida. Y quién era yo para quejarme...

Aunque el linaje de Adelas proviene del lado de mi abuela materna, del lado de mi abuelo materno vienen las Adelaidas o por lo menos una. La mamá de mi abuelo Óscar, o sea, mi bisabuela, era Adelaida. Poco he tenido que ver con ella (ni siquiera recuerdo haber visto fotos), pero sé que cuidó a mi mamá cuando quedó huérfana. Mi tía Olga (hermana de Óscar quien hizo las veces de abuela para mi hermano y para mí) nombró a su hija (mi actual tía Olga, a quien siempre he llamado Olguita de cariño) con su propio nombre y con el nombre de su mamá. Así que somos medio tocayas. Además, una prima segunda mía, hija del querido primo hermano de mi mamá, mi tío Dicky, también porta el nombre de la bisabuela.

Por si todo esto fuera poco para ameritar una celebración, un muy querido amigo argentino que pasó varios años en México y hoy ha vuelto a su tierra, David, alguna vez me nombró a mí Adelaída y hasta escribió un texto al respecto, aludiendo, como se imaginarán, a mis dotes olvidadizas y a mi proclividad por lo anecdótico.

Así, que feliz día de Santa Adelaida, a quien habrá que guglear para enterarnos por qué se ganó semejante título.

martes, 13 de diciembre de 2011

Desde la barda

Brota un barullo de gorriones
Entre las bugambilias y el
alambre de púas

Una hoja amarilla se desprende
Y cae volando hasta
alcanzar el piso

Voy camino a la escuela

sábado, 10 de diciembre de 2011

Crónica de una colegiatura anunciada

para Santiago

Sábado a medio día, la cola sale del banco por un buen trecho: el lunes no habrá servicio (es el día de la guadalupana). Descubro, gracias a otro usuario al borde de la desesperación y sospechoso de quienes parecen estar colándose impunemente, que hay una cola especial para clientes del banco. (¿Que no todos somos clientes?, me he preguntado antes. Hoy me abstengo de argumentar.)

Hago cola, pues, despepitando con moderación contra el mentado banco que ni a mí ni al colega detrás de mí nos gusta. Dos turnos más y nos toca. Llegamos a la ventanilla.

"Vengo a hacer un pago de colegiatura." Extiendo el documento con la referencia. "Necesita llenar una ficha de depósito. Vaya a la mesita de afuera y luego regresa y ya no hace cola." Ni loca, pienso, y me mantengo firme. "Parte lo voy a pagar con lo que hay en mi cuenta (extiendo mi modesta tarjeta de nómina) y parte en efectivo." Yo me dispongo a llenar la susodicha ficha, mientras él procede a hacer el retiro de mi cuenta.

Para no hacer el cuento largo ni exponer demasiado mi torpeza y mis nervios (¡a mis casi 50 años!), no logré el llenado con éxito de la forma hasta el tercer intento. El pobre cajero, quien moría de gripa y tenía que trabajar en sábado, hizo un verdadero alarde de paciencia y eso que no sabía que le faltaba lo peor.

El efectivo al que aludí venía en forma de cientos -literal- de monedas de 10 pesos que con gran esfuerzo y paciencia yo venía guardando (única modalidad del verbo ahorrar que atino a conjugar) en un zepelín de coca-cola (desprovisto de contenido líquido, claro está) hábilmente colocado al interior de mi clóset, entre los zapatos. Cuando ayer me enteré que ayer mismo era el último día para hacer el primer pago del próximo semestre de la prepa de mi hijo (yo juraba que la fecha que había leído en la circular informativa enviada hace más de 15 días era 9 de enero y no 9 de diciembre), tuve que recurrir a medidas desesperadas.

"Santiago, saca las monedas del zepelín, cuéntalas y haz paquetitos de 10 en 10 con masking tape." Cómo iba yo a saber que tenía dos opciones: hacer un trámite de morralla ("calderilla" para los peninsulares) para poder depositar en máquinas que cuentan las monedas automáticamente (a lo cual me negué puesto que ni suelo andar por el mundo cargando cambio en esas cantidades ni iba a perder mi lugar) o esperar a que el pobre cajero deshiciera los paquetitos, arrancándoles con cuidado el masking que los mantenía unidos, para proceder a contar moneda por moneda, volviéndolas a colocar en pequeñas torres y concluir sacando unas bolsas de plástico que debía rotular con una clave antes de introducir en su interior el equivalente a 500 pesos por bolsa. Ya se imaginarán el humor de los clientes que hacían fila detrás de nosotros.

Finalmente, con todas las monedas en sus respectivas bolsas, el empleado bancario ultimó el trámite estampando el sello y rúbrica correspondientes, entre tosidos cuyo contenido quedó, para mi fortuna, de su lado del vidrio. "Se ha ganado usted el cielo, joven. Que se mejore." Sonrió (¿qué otra opción tenía?), mientras me daba las gracias y se disponía a atender al siguiente.

Mi hijo y yo salimos del banco entre las miradas asesinas, más o menos disimuladas, de aquellos a quienes aún les quedaba un largo espacio hasta la caja.

(Moralejas: Lea con cuidado -con mucho cuidado- las fechas límite de los pagos que habrá de hacer durante, por lo menos, dos años y medio más. Y no ceje en su intento de rellenar su zepelín con más monedas de 10 pesos.)

viernes, 9 de diciembre de 2011

Entre el metrobús y un esmedregal

Me encontré

Una mujer atrapada por las puertas
Al intentar salir del transporte
Tres copas de vino
Una tarta de higo
El brazo de un viejo conocido
Y los ojos tristes de otro amigo

Un café americano
Una película de la inglaterra isabelina
Trozos de mi pasado
Junto a fragmentos presentes
Y un cielo contaminado

La risa de Isabela
La libertad de la rutina subvertida
Un pan francés al alba
Y un murciélago de tela

Me encontré

Invitado: Dzigar Kongtrul Rinpoche

Genuine love is not painful. We know there is attachment mixed in when there is pain in our love.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Invitada: La Agrado

Que cuesta mucho ser auténtica, señora, y en estas cosas no hay que ser rácana porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma.

En Todo sobre mi madre de Almodóvar

viernes, 2 de diciembre de 2011

No exactamente un retrato de Marta sin h

I can tell by your eyes that you've prob'bly been cryin' forever
*
Puedo ver en tus ojos que probablemente has estado llorando por siempre

Voy al volante, manejando hacia una sesión con Judy, quien me salvó la vida después de que nació mi hijo Santiago, hace casi 15 años. Prendo el radio y empiezo a escuchar esta canción de Rod Stewart. Es de 1977. Yo nunca fui particularmente su fan, pero de pronto siento que habla de ti.

And the stars in the sky don't mean nothin' to you, they're a mirror
*
Y las estrellas en el cielo no significan nada para ti, son un espejo

Al principio no me queda muy claro. Es una canción de amor y de desamor y es tu presencia, mamá, la que la letra y la música evocan. ¿Cómo es posible?

I don't wanna talk about it, how you broke my heart
*
No quiero hablar de ello, cómo me rompiste el corazón

Así me siento con respecto a ti. Los ojos se me llenan de lágrimas y me duele el pecho.

If I stay here just a little bit longer, if I stay here won't you listen to my heart?
*
Si me quedo aquí un rato más, si me quedo aquí, ¿no escucharás mi corazón?

Años esperé a que escucharas mi corazón. Años anhelé que me dejaras enjugar tus lágirmas, que pudieras ver más allá de tu propio espejo. Quizá si yo hubiera hecho algo diferente las cosas entre nosotras habrían sido distintas. Quizá me habrías dejado quererte. Quizá no me habrías roto el corazón.

If I stand all alone, will the shadow hide the color of my heart?
Blue for the tears, black for the night's fears
*
Si me quedo completamente sola, ¿esconderá la sombra el color de mi corazón?
Azul para las lágrimas, negro para los temores de la noche

Siempre escondiéndome para alcanzar una mirada fugaz, una caricia pasajera.

The stars in the sky don't mean nothing to your, they're a mirror
*

Las estrellas en el cielo no significan nada para ti, son un espejo


Puedo sentir aún tu dolor, tu incapacidad para la cercanía y me duele, pero menos. Aprendo a aceptarlo, a aceptarte, a aceptarme. Intento reconciliarnos. Ahora puedo hablar de ello, de cómo me rompiste el corazón y de cómo ha ido sanando aunque las cicatrices no se borren.

If I stay here just a little bit longer, if I stay here won't you listen to my heart?
*
Si me quedo aquí un rato más, si me quedo aquí, ¿no escucharás mi corazón?

Hoy te puedo decir, finalmente, que te quise y que te quiero, que me hiciste falta, que te extraño. Que me reconstruyo día a día, como mujer, como hija, como madre.


Gracias a todas la hijas que participaron en el segundo módulo del grupo
"Reflexiones de mujeres", por su compañía y por su escucha en este viaje.