domingo, 31 de diciembre de 2017

2017

  • 1 terremoto, por segunda vez en el mismo día, 32 años después
  • 1 nido vacío, por cuarta vez 
  • algún reencuentro
  • unos nuevos amigos 
  • lágrimas y autobuses
  • sonrisas y pleitos
  • 1 catarata
  • 1 fernando, una andrea y 17 capítulos (faltan 5 o 6)
  • 1 enamoramiento literario (auster, auster)
  • 1 libro de las ilusiones
  • 1 poema de jaime sabines
  • 1 aniversario feliz
  • 1 terremoto, por segunda vez en el mismo día, 32 años después
  • amarras viejas y nuevas (unas se sueltan y otras, no)
  • 1 carta y 1 paquete de galletas
  • 1 mentira (quizá más)
  • 1 reconciliación
  • 1 tía marisa menos
  • 1 ruptura
  • dudas muchas
  • inquietudes muchas
  • 1 gripa o 2 (1 terrible)
  • alguna certeza transitoria
  • 1 eleanor, 1 sofia, 2 coppolas
  • 1 compañía de teatro
  • 1 función en ocoxaltepec
  • 1 victoria, 1 abdul y 1 princesa leia
  • desesperanzas
  • alguna ilusión
  • mucho desconcierto
  • 1 visita de mi maestro
  • 1 sonrisa de mi maestro
  • 1 enseñanza de mi maestro
  • algunos abrazos 
  • muchos besos no dados 
  • 1 terremoto, por segunda vez en el mismo día, 32 años después
  • 1 noche buena
  • 1 noche vieja
  • 0 propósitos
  • amistades de ultramar
  • 1 plan
  • 1 gluon
  • 1 mesa, 1 libro para iluminar y 6 crayolas
  • 15 sombras
  • 2 reflejos
  • 1 atentado en bcn
  • 3,000 muertos en el mediterráneo
  • una flor silvestre
  • una luna nueva

miércoles, 27 de diciembre de 2017

s i l v e s t r e s


A propósito de esta palabra/idea, la RAE (y que conste que hace un rato que no la visito ni la gloso) dice:


Del lat. silvestris.
1. adj. Dicho de una plantaCriada naturalmente y sin cultivo.
2. adj. Dicho especialmente de un lugarAgresteinculto o no cultivado.
3. adj. Dicho de un animalNo domesticado.

Además, el diccionario consigna 24 frases más de diferentes plantas y animales "silvestres", desde higuera, lechuga o mejorana hasta asno, gallo o paloma.

Y también hay miel "silvestre": la que labran las abejas en los huecos de los árboles o las peñas. O en varios países latinoamericanos —Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y República Dominicana—  la que labran en los árboles unas avispas negras del tamaño de las moscas. (Quién lo diría.)


Yo creo, también, que lo silvestre es lo que se cuela en nuestras vidas sin que nos demos cuenta.
A hurtadillas.
Como jugando a las escondidillas.


Lo que no necesita de cuidados especiales. Ni de preocupaciones.
Y está ahí.
No matter what.

Aquello que se aparece en nuestras vidas cuando vemos más allá de una pantalla.
Con una atención abierta y relajada.

Como las flores en el campo.
Que ni volteamos a ver.
Y siguen creciendo y secándose y volviendo a crecer.

















O las que toman por sorpresa los estacionamientos y me reciben cuando voy a pagar el teléfono.

Discretas a veces. Otras, excesivas.

Cada temporada diferentes.








martes, 26 de diciembre de 2017

San Esteban


Yo oí hablar de este santo por Serrat y su mujer de cartón piedra que "de San Esteban a Navidades, entre saldos y novedades, hacía más tierna su acera" y nunca le di mayor importancia. Mucho tiempo después, entendí que la frase aludía a un lapso de doce meses (del 26 de diciembre de un año al 25 de diciembre del siguiente) y también que San Esteban (Sant Esteve, en catalán) es una festividad propia de Cataluña y Baleares, en España, y de la República Checa. Y que coincide con el Boxing Day británico, conocido también como Segundo Día de la Navidad en otros países europeos (como Alemania, Polonia, Holanda y Escandinavia).

Luego fui descubriendo más cosas (gracias a San Google, claro). Que la festividad tiene que ver con el pasado carolingio de Cataluña y el concepto de "familia" entendido más bien como "clan". (Esto, en la Edad Media, implicaba desplazamientos, largos y difíciles, para que la familia se reuniera para la celebración católica principal, la Navidad, en la casa solariega.) Que después de este día, hacía falta contar con otro más sin trabajo para poder volver a la propia casa. Y que como San Esteban fue el primer mártir, o protomártir, del cristianismo, o sea, el primero en derramar su sangre por la causa, se le celebra en la fecha más cercana al nacimiento de Jesús, o sea, al día siguiente.

También supe que en Cataluña suelen comerse canelones ese día. (No los he probado aún.) Incluso, hace unos años, llegué a hacer una cita (virtual) para el día de San Esteban, la cual, como tantas otras cosas, no sucedió.


Y ahora heme aquí, con mucha información sobre el dichoso santo, con la conciencia de una festividad que no es mía y con una continuada sensación de vacío y sinsentido.

Así la vida.
A veces.

domingo, 24 de diciembre de 2017

De villancicos y Joaquín Rodrigo


Hace un par de días, Santiago y yo fuimos al cine, nuestra principal actividad navideña, y de vuelta, en la radio de la universidad había un programa llamado "Navidad en el mundo", que dedica varios días a transmitir la música tradicional de la época en diferentes países. Esa noche tocaba España. Y, claro, desfilaron villancicos en diferentes versiones. Algunos nos los sabíamos y otros, no. Y Santiago comentó que estaba bien esa música. Que le gustaba. Y yo le conté cómo en estos días, mi papá solía poner discos enteros de villancicos para ambientar la temporada. Y a mí me gustan también, aunque como en toda esta época, las campanas y los peces se me mezclan con nostalgia.

A la mañana siguiente, me puse a trabajar en la compu y en el programa matutino de la misma radio de la universidad, transmitían el Concierto de Aranjuez, uno de mis favoritos. Y Santiago, desde la comodidad y calidez de su cama y aun medio dormido, me preguntó que qué era esa música tan bonita. Y le conté de Joaquín Rodrigo y de cómo le gustaba tanto también a mi papá.

Los genes manifestándose, le dije, sin duda, desde ayer. Y esos vínculos invisibles e imborrables, pensé. Y las ausencias y los recuerdos que se cuelan en la vida en estos días, con o sin permiso. Yo siempre digo que odio la Navidad, quizá lo que sucede más bien es que me descolocan los huecos y los dolores y las añoranzas, que se hacen más patentes. Pero por fortuna y como todo, pasan también. Y sigue la vida.

Eso sí, de esta temporada me encantan las luces:




















Y algunos aparadores:



viernes, 22 de diciembre de 2017

jueves, 21 de diciembre de 2017

Invitado: Dzongsar Jamyang Khyentse Rinpoché


Despedaza ese ego

Todo el propósito del dharma es desmantelar el sistema de protección que hemos creado para nosotros mismos bajo el nombre de "ego". Y el propósito detrás de cada sílaba del dharma y de cada uno de sus métodos es contradecir, trastornar y despedazar ese ego hasta que se alcance 
finalmente la meta de la liberación completa de él.






















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

martes, 19 de diciembre de 2017

Ocoxaltepec

o crónica de una función










Todo empezó a raíz del terremoto del pasado 19 de septiembre, cuando fui a un albergue en Cuernavaca para ver cómo podía colaborar y coincidí con una familia de Guadalajara (y anexas) que recién se había mudado a Cuernavaca. Compartíamos la misma necesidad de volver a encontrar el centro y de ayudar a otros a lograr lo mismo. Entonces ellos nos contaron sobre la práctica de los teatros de participación que, muy en resumen, consiste en un teatro donde las historias las cuenta el público y los actores las van representando, mediante una variedad de formas tomadas de diferentes corrientes teatrales (psicodrama, teatro playback, teatro del oprimido, teatro espontáneo).

Pero había un problema: Su compañía estaba en Guadalajara. Pues hagamos una compañía aquí, sugerí, y a la semana nos estábamos reuniendo para tomar los talleres que nos habilitarían para dar función en una comunidad. Así, un grupo de más conocidos y menos conocidos e incluso desconocidos se convirtió en "Los Cuánticos", y en el camino nos amigamos también, claro.




Después de cuatro o cinco talleres, donde aprendimos las técnicas contando nuestras propias historias y experimentando en carne propia los efectos de un teatro así, nos reunimos con cierta regularidad a ensayar (calentar, contar más historias, representarlas, afinar detalles y seguir trabajando con nosotros mismos). Luego hicimos un ensayo de función, invitando cada quien a sus amigos, para ya contar historias de otros. Con un público dificilón, poco comunicativo pues, salimos adelante, con todo y el chico que a cualquier pregunta que le hacía la coordinadora de la función, respondía "normal".




Y entonces llegó el gran día: la primera función en una comunidad de verdad. Gracias a los contactos de un amigo del grupo, nos fuimos ayer a Ocoxaltepec en Los Altos de Morelos (pasando Yecapixtla y Ocuituco y Jumiltepec). Está a 12 kilómetros del Popo, muy cerca del Estado de México, y su nombre significa "cerro arenoso donde hay ocotes". Tiene una población de poco más de 1,000 habitantes, que sufrieron mucho durante y después del temblor.

Yo he de confesar que tenía resistencias, o sea, básicamente miedo de no dar el ancho, pero, por fortuna, acabó ganando mi sentido del compromiso que se convirtió, además, en un enorme disfrute.


En Ocoxaltepec nos recibió otra familia, con quien resultó que existían lazos desde hacía mucho tiempo, así que fue más bien un  reencuentro. Comimos delicioso. Platicamos. Sacamos fotos. Seguimos comiendo. Seguimos platicando y así hasta que nos fuimos a la Ayudantía Municipal a caldear, o sea, prepararnos para la función. Y ahí descubrí que el Popo iba a ser también testigo. 




Ya eran más de las 5 y solo estaba una señora con su bebé en brazos y un niño pequeño revoloteándole alrededor. Hay festival en la primaria, nos dijo, y acaba de empezar. Uy, pensamos, pero un par de cuánticos nos lanzamos a invitar a la gente que andaba por ahí, algunos de los cuales nos dijeron que venían para acá, pero como no había nadie...

Poco a poco fueron llegando más, sobre todo mujeres, pero algunos hombres también. Y muchos niños chiquitos. Hasta los del festival de la primaria, varios duendes entre ellos, se nos unieron a medida que pasaba la tarde y empezaba a anochecer. Y nos contaban historias.



De todo. Hasta tuvimos al hermano del niño "normal", el niño "nada". Y le representamos su "nada", claro que sí. Y representamos historias de piñitas decoradas y vendidas, actividad típica de la zona, de mariposas cansadas pero contentas, de sorpresas y sustos, terremoto incluido, casas caídas, y de ir retomando la vida de nuevo. Bueno, hasta el cumpleaños de una de nuestras relatoras festejamos.


aquí Los cuánticos en pleno, a través del lente de un amigo

Y, al final, tuvimos pan dulce y el mejor ponche que yo haya tomado jamás (amarillo clarito y con menos sabores mezclados que el "tradicional"). Y con la adrenalina de la función, ni el frío sentíamos. La sensación de falta de sentido en la vida que me venía haciendo sombra hacía unos días, se había ido disipando y se desvaneció por completo cuando un par  de señoras mayores se acercaron a despedirse de nosotros y nos agradecieron por haberlos hecho reír y por haberles quitado las amarguras... Y volveremos después de reyes, a instancias de ellos, claro.












domingo, 17 de diciembre de 2017

Invitado: Tulku Urgyen Rinpoché




Samsara es la mente vuelta hacia afuera, perdida en sus propias proyecciones. 

Nirvana es la mente vuelta hacia adentro, reconociendo su naturaleza.




















Original en inglés, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

martes, 12 de diciembre de 2017

mi primer amor


Hoy en el FB, mi amiga Àngels me etiquetó en esta imagen. Le podía haber preguntado: "¿Me sabes algo o me hablas al tanteo?"

Por supuesto que sabe más que algo de mí. 

Después de compartirla en mi muro, me quedé pensando con qué héroe (o antihéroe) de ficción me casaría yo. La respuesta fue inmediata: Rochester, el de Jane Eyre.

Luego pensé un poco más. Debe haber otros, me dije, aunque Rochester no les estaba dando espacio. Con un poco más de esfuerzo, invoqué al más que constante Florentino Ariza, al Baltazar de la Blimunda de Saramago o al profesor Snape de Harry Potter.

Pero, sin ninguna duda, con quien me casaría si pudiera es con Rochester. O sea, mi primer amor en el ámbito de las letras sigue manteniéndose intacto. (O soy igual de necia en la ficción que en la realidad.)

lunes, 11 de diciembre de 2017

Invitado: Ajahn Chah





No trates de convertirte en nada.
No trates de volverte nada.
No seas un meditador.
No te ilumines.
Cuando te sientes, déjalo ser.
Cuando camines, déjalo ser.
No te aferres a nada.
No te opongas a nada.




Original en inglés, aquí.
Traducción al español, mía.

martes, 5 de diciembre de 2017

Invitada: Pema Chödrön



Cuando te abres a la naturaleza dinámica, impermanente y continuamente cambiante de tu propio ser y de la realidad, aumentas tu capacidad para amar y cuidar a otras personas y tu capacidad para no tener miedo. Eres capaz de mantener tus ojos abiertos, tu corazón abierto y tu mente abierta. Y te percatas cuando te quedas enredado en los prejuicios, el favoritismo y la agresión. Desarrollas un entusiasmo para ya no seguir regando esas semillas negativas, desde este momento hasta el día en que te mueras. Y empiezas a pensar que tu vida te ofrece oportunidades infinitas para hacer las cosas de otra manera. 




Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Hace un año


según la hora peninsular de España, ya habríamos acabado de comer el mejor cocido del mundo. (Según la hora mexicana, yo aún tengo unas 4 o 5 horas para recordar y festejar.)

Todo empezó varios meses antes cuando mi amigo (entonces virtual) Jaime comentó, o más bien lo comentó Carmencita, su abuela, cuando lo presentaba en nuestro curso de proyectos narrativos, que hacía un cocido maravilloso (de hecho, ella aprovechó que él estaba en la cocina para hacer su presentación). Desde que la leí, se me antojó. (Mi abuela Ma. Luisa y mi tía Marisa también lo hacían buenísimo.)

El siguiente paso fue que nos tocó compartir índice de la antología que publicó RELEE hace un año, Incómodos. Cuando decidí irme a España a la presentación, me invité a casa de Jaime al cocido y él aceptó encantado. En Madrid nos reunimos con otra amiga, Joana, de Barcelona que se unió al plan del cocido en Villalba, donde viven Jaime y las dos Victorias, en la sierra.

Todo lo acordamos al son de unas cañas después de la presentación. Joana y yo quedamos en vernos "a la salida del metro en Atocha". Perfecto. No había pierde.

Cuando llegué a Atocha, pasé los torniquetes y me puse a esperar. Di vueltas y más vueltas y nada. Y pasaba el tiempo. Y Joana tenía que volver a tomar el AVE a Barcelona y, además, ella tenía todos los datos de Jaime. Y yo, sin celular. Claro.

Cuando ya pensaba que tendría que regresarme a casa de Berna, donde me estaba hospedando, sin cocido ni amigos, se me prendió el foco. Me acerqué a una chica, con cara de buena onda y sin prisa aparente, y le conté mi predicamento: Había quedado con una amiga y no la encontraba y no tenía celular. Y le pedí el suyo prestado. Y me lo prestó. Y llamé a Joana, quien me esperaba "a la salida del metro en Atocha", arriba, en la calle.

Estoy en la entrada al monumento homenaje por el 11M. No te muevas. Y no me moví. Y llegó. Y nos encontramos, finalmente. Y corrimos a la taquilla de cercanías. Y corrimos al andén. Abordamos el tren y platicamos todo el camino.

Cuando llegamos, Jaime nos recogió en la estación y nos llevó a su casa. Y comimos, sin exageración, el mejor cocido del mundo. (Carmencita tenía tanta razón...) Y hablamos, y bebimos vino, y nos firmamos los libros y fuimos "las escritoras" (así nos presentaron con una amiga de la hija de Jaime). Y fuimos muy felices.

De regreso, Joana y yo seguimos platicando en el tren y luego la acompañé al vestíbulo del AVE. Y nos despedimos.

Del cocido no hice fotos, pero sí de un hermoso árbol otoñal a la salida de la estación en Villalba:





sábado, 2 de diciembre de 2017



Invitado: Karmapa 17












Una manera poderosa de mejorar nuestras relaciones es aprender a reconocer y soltar nuestras propias proyecciones inútiles. Necesitamos hacer esto para poder ver a la otra persona con más claridad y aceptarlos más plenamente como son. En otras palabras, las relaciones sanas implican un elemento de aceptación, o de lo que podemos llamar paciencia.



Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español e imagen, mías.