viernes, 29 de julio de 2011

Pasada la medianoche

La lluvia cae a plomo, sin truenos ni rayos. Aplaca mis miedos y resfresca mi mente: Arrullo perseguido siempre.

Dura menos de lo esperado.

Mi necesidad se asoma. La acuno entre las manos y me acuesto de lado. Apago la luz y cierro los ojos. Cuando estoy por dormirme, arrecia de nuevo. Se calma.

Cruzo el umbral al compás de las últimas gotas.

jueves, 28 de julio de 2011

Después de nadar 3

Me tendí boca abajo al lado de la alberca. Descubrí en el piso la sombra de mis pestañas. Alcancé a percibir el canto de un pájaro, pero la angustia en mi mente era más fuerte: un temor opresivo sin causa precisa.

She is wearing rags and feathers from salvation army counters, and the sun pours down like honey on our lady of the harbor.

Suzanne

martes, 26 de julio de 2011

lunes, 25 de julio de 2011

día del señor santiago

Sentada en el taller del hojalatero, el tiempo parece detenerse. El viento corre desde la entrada -sobre la avenida- hasta la barranca -al fondo. El ruido del tráfico se amortigua. Hay trozos de carros y refacciones viejas sobre el piso y las paredes. De pronto se levanta un olor a aceite quemado. Sobre una mesa descansan un zepelín de coca medio lleno y un vaso casi vacío. Los trabajadores intercambian palabras de pocas sílabas.
Se oyen canciones a volumen bajo, ora en español, ora en inglés. Mi mente descansa en el taller del hojalatero.

"Ya está, jefa."
The meditation's over.

jueves, 21 de julio de 2011

Intimidad

Me parece que la RAE demostró poca inspiración con respecto a este vocablo. Las dos acepciones propuestas me resultan bastante planas:
1. f. Amistad íntima.
2.
f. Zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia.

Si buscamos el adjetivo al cual ambas aluden (íntimo, ma) nos encontramos con lo que sigue:
1. adj. Lo más interior o interno.
2.
adj. Dicho de una amistad: Muy estrecha.
3.
adj. Dicho de un amigo: Muy querido y de gran confianza.
4. adj. Perteneciente o relativo a la intimidad.

Pues, qué decir. Se acerca un poco más al tipo de relación que intento describir (obviando la cuarta, por supuesto), pero queda lejos, muy lejos de transmitir lo que sucede cuando mi mejor amiga y yo quedamos para desayunar juntas y, como sucede en las caricaturas cuando el sol se va moviendo en el cielo para explicitar el paso de las horas, nosotras vemos cómo cambian las caras de los comensales (los que desayunaron se marchan y ahora están los que llegaron a comer o incluso a merendar) y del equipo de servicio (las meseras se despiden dejándonos en manos de sus compañeras que inician el segundo o el tercer turno). Y no se trata solamente del número de horas compartidas, sino de la cercanía (de emociones, de intereses, de gustos, de opiniones), de la confianza, de la complicidad, incluso de los eventuales desencuentros. No tiene que ver tampoco con el tiempo de conocencia, sino con la disposición a conectarnos desde lo más interno de una con lo más interno de la otra.

En sus palabras: "No es fácil encontrar con quien compartir las muchas cosas que compartimos tú y yo."

Salustias

miércoles, 20 de julio de 2011

lunes, 18 de julio de 2011

Home 4

Momento 3

La espuma, perfecta. El color de las tazas, ideal. El contraste entre ambos, justo.

A y F iniciaban así la segunda ronda de capuchinos con crema irlandesa de la tarde. La plática lo ameritaba. Sentadas en el pasillo de otro café de la calle Revolución, intercambiaban palabras, vivencias, sentimientos, miedos, coincidencias.

F: Reconocerse en fragmentos escritos por otra mano es aterrador. (Las palabras no son literales, pero ojalá la licencia poética sea bienvenida.)
A: Es
peor (o mejor) que desnudarse.
F: Sí, ya lo había pensado.

viernes, 15 de julio de 2011

Después de nadar 2

Me tiendo sobre el piso caliente al lado de la alberca. Primero boca arriba y después boca abajo. El sol me calienta la espalda y los muslos. Escucho el río crecido de lluvia y los ventiladores del supermercado. Cierro los ojos y me imagino el mar. Invento tu voz. Me apetece dormirme un rato.

Cuando me levanto, descubro que la vieja jacaranda junto a la barda está llena de retoños verde claro.

jueves, 14 de julio de 2011

Distanciamiento

Para Itzel, que escribió, sin saberlo o quizá sabiéndolo, la primera parte de mi entrada

Parece que las lluvias llegaron cargadas de memorias. O será que conforme envejecemos, los recuerdos llueven con más frecuencia y menos aviso. El caso es que unas semanas atrás me acordé de un primo que hace casi 30 años quiso casarse conmigo y yo no le correspondí. A partir de mi negativa, comenzó a escribirme cartas larguísimas que describían su tristeza. (Antes había escrito hermosas cartas de amor - de esas que tardaban 15 días en llegar por correo y cuyo arribo alegró los oscuros días de mi primera juventud.) Solía firmar sus misivas aludiendo a la distancia que nos separaba (me parece que se refería a los 8,000 kilómetros de mar y tierra entre Barcelona y la Ciudad de México o quizá esté escribiendo yo un despropósito) y haciendo hincapié en que no era distanciamiento.

Distanciamiento, según la RAE, es, entre otras cosas, el "enfriamiento de la relación amistosa y disminución de la frecuencia en el trato entre dos personas". Y como decía hoy en su blog, a propósito de las distancias, alguien que vive de momento al otro lado del Atlántico, las más peligrosas son las que nos llevan a olvidar, o sea, los distanciamientos.

Para Javier, que escribió cartas de amor y de desamor, desde la distancia del tiempo

miércoles, 13 de julio de 2011

Momento 2

R: Por una conexión auspiciosa.
A: Por una conexión auspiciosa.

Chocaron sus copas de vino, mientras se veían a los ojos. A hilaba frases casi sin sentido. R pretendía mantener la congruencia de una conversación que se transformaba en deseo al ritmo de Bosé.

R: ¿Quieres seguir aquí o nos vamos a tu habitación?
A se había quedado sin palabras. Con un gemido leve lo condujo a su cama.

(Desnudos al amanecer los encontró la luna.)

martes, 12 de julio de 2011

Momento

Él estaba recostado sobre el sofá, en casa de ella. Tenía los ojos cerrados.
Ella se acercó, se sentó a su lado, le besó los párpados, despacio, suave.
A él se le escaparon unas lágrimas.
Ella las recogió con su lengua.

(La inicial de sus nombres era la misma.)

jueves, 7 de julio de 2011

Teoría 2

Hace casi 30 años estaba yo en una estación de tren, cuyo nombre no recuerdo, en Barcelona, acompañada de mis primos que me despedían cuando iniciaba el viaje a Madrid para luego tomar un avión de regreso a México. Aún conservo en el cuerpo la sensación, entonces desgarradora, del lento ponerse en marcha del tren, del sonido metálico de las ruedas contra las vías y del implacable movimiento que me llevaba lejos de quienes tanto había aprendido a querer. El mayor de mis primos, en un intento por aliviar el dolor del momento, nos dijo: "Despedirse es morir un poco". Durante el trayecto en el coche-cama yo me seguía muriendo de a poco. No paraba de llorar.

Veinticinco años después y bajo los efectos de una buena cantidad de alcohol, le escribí un correo electrónico a un hombre con quien creía tener una relación amorosa. Me despedía y le contaba la historia de la estación del tren. Volví a morir otro poco.
También lloraba.

En estos días una amiga está despidiéndose de su hijo que se marcha a vivir a otro país. Pensando en ella, recordé aquella sentencia de mi primo. Y, sí, despedirse quizá sea morir un poco: Decir adiós implica dejar algo atrás (un amor, una historia, una manera de relacionarnos) y es también una oportunidad para rendirnos ante la inevitabilidad del cambio. Despedirse es vivir. Despedirse día a día, de quien se va, del sitio donde terminamos un ciclo, del sol que se acuesta, de esa imagen en el espejo que jamás volverá a ser la misma, es un recordatorio de la vida aún por vivir.
Saber despedirse es, en última instancia, prepararnos para el adiós último, ensayar para poder celebrarlo con más desapego y menos sufrimiento.

sábado, 2 de julio de 2011

A woke up with a horrendous headache. She took a pill. Nothing. She took another pill. A bit better. She took another pair of pills. Her thinking now is kind of hazy. She wishes she could snuggle in X's arms. She knows X is a mere product of her off-line imagination.

Finally, A drags herself to the kitchen and brews a cup of black tea. She adds sugar and a dash of milk. She drinks it while listening to Mozart on her computer.

viernes, 1 de julio de 2011

Llueve sobre mojado

Más de 24 horas de lluvia continua. La culpa es de Arlene, que empezó como tormenta tropical y hoy se ha convertido en mera depresión. Aunque el arrullo del agua me gusta, la ausencia del sol me va pesando en el ánimo. Las penas nuevas llueven sobre las viejas y parecen multiplicarse.

La gata duerme escondida bajo un doblez de mi colcha. La luz amarilla de uno de sus ojos se asoma alerta.

Mi corazón se oculta para resguardarse del agua.