Experimento
Nació sobresdrújulo. Su madre lo programó desde su estancia en el vientre. Solo le hablaba en verbos imperativos pegados a un me, a un lo, a un te. Quítateme. Cállamelo. Cuando debía aprender a hablar, solo supo agachar la cabeza y asentir. Triste lo describiría también, grave, llano. Jamás logró poner el acento en la sílaba final ni hacer valer un monosílabo. Ni yo, ni sí, ni no. Murió sobresdrújulo.
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