viernes, 5 de octubre de 2012
Doña Mago está junto al fuego. Frente a ella, la máquina para preparar las tortillas y la masa. Toma una porción, le da forma de pelota con las manos y la aplasta antes de colocarla sobre el comal, con cuidado para que no se rompa. Así va poniendo varias mientras les da forma a las siguientes (tiene un pedido de dos docenas). A medida que se cuecen, se inflan, cobran vida e incluso se empujan unas a otros. Así sabe doña Mago que están listas y las saca, antes de que se le quemen, para colocarlas en una canasta. De vez en cuando, se seca el sudor de la frente con la manga de su blusa.
Yo observo el proceso y alimento mi charla con ella, hasta que me interrumpe: "¿No quiere una recién hecha con tantita salsita?". Entonces me callo y ella continúa concentrada en su labor.
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