martes, 4 de marzo de 2014




Hace 8 años y poco más tuvimos la enorme fortuna de recibir en México a Kenpo Tsultrim Gyamtso Rinpoché, acompañado de su discípulo, nuestro maestro Dzogchen Ponlop Rinpoché. En esta foto estamos mi hijo y yo con ellos, tomando un descanso durante un paseo nocturno por Avenida Reforma, en la capital del país. Unos minutos más tarde, Kenpo Rinpoché cruzaba con esa decisión propia de él la avenida de varios carriles para dirigirse a la glorieta de nuestro "Ángel de la Independencia" (realmente una victoria alada, dirían los entendidos).

Entre sorprendidos y un pelín asustados por el tráfico de la gran ciudad, quienes lo acompañábamos seguimos su ejemplo y cruzamos, casi sin fijarnos en los coches. Después lo seguimos mientras circunvalaba el monumento. Así nos dejó patente su conexión con México, su conexión con nosotros, con nuestra gente. Hoy recuerdo de nueva cuenta la bendición de su presencia y celebro sus 80 años sobre el planeta, su incansable actividad por difundir el darma en todo el mundo, la inspiración constante de su vida, de su ser, de sus canciones espontáneas y de sus inagotables enseñanzas.


Que tus pies continúen con su danza traviesa, siempre, queridísimo maestro abuelo...
¡Feliz feliz cumpleaños!


Desde el más profundo corazón de agradecimiento, todo mi amor, una flor con la luz del atardecer cuernavacense y unas mañanitas a la mexicana...

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