Han pasado una semana y un par de días desde nuestra última despedida. Y a mí, al despertarme cada mañana, el corazón aún me da un vuelco en el pecho cuando recuerdo de nuevo que tus brazos ya no me esperan. Ya casi logro no sumarle siete horas a mis horas, aunque aún te me cuelas en los sueños. Salgo al mundo y disfruto. Y también te apareces entre mis palabras y en mis pensamientos. Pero cuando hablo de ti, de nosotros, de lo que fue, nuestra historia se va acomodando y reacomodando y me deja un espacio libre para volver a respirar, una tristeza espaciosa donde dueles menos. Aún hay lágrimas pendientes. Las siento. Las sé. Pero hoy son mucho más dulces. Bailan entre reflejos de alivio y de gratitud. Y los corazones se me multiplican con la luz del sol cuando amanece.
corazones multiplicados mi casa de mañana enero 2015 |
Vas avanzando, y te sigo leyendo!
ResponderBorrarMe alegra que me sigas leyendo, Jessi, y me alegra ir avanzando (y que se note...).
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